Alcaufar Vell. Uno de los referentes insulares del turismo rural en Sant Lluís estará completo desde mediados de julio hasta final de agosto | Gemma Andreu

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La otra oferta turística de Menorca, la que corresponde a las vacaciones en el entorno rústico alejadas del bullicio de la costa, acumula expectativas suficientes para convertir en buena la temporada 2021, salvo que la incertidumbre aún provocada por la pandemia eche por tierra las mejores previsiones.

Los casi 40 establecimientos distribuidos en la Isla entre agroturismos (33) y hoteles rurales (6) que ofertan en la actualidad 929 plazas cuentan con reservas para completar su ocupación desde la segunda quincena de julio hasta finales de agosto, tras haber podido salvar el mes de junio gracias al mercado francés.

Falta concretar, coinciden la mayoría de encuestados por este diario, el comportamiento de septiembre, el esperado regreso del mercado británico y cruzar los dedos para que los rebrotes, como el presente a causa de los macrobotellones de Sant Joan, no estropee la tendencia con nuevas restricciones de los principales países emisores. De salvarse estas eventualidades, y aún manteniendo la constante de las reservas de última hora, la ocupación media podría situarse en torno al 70 por ciento, apuntan algunos de los responsables hoteleros, considerando que prácticamente todos han abierto al menos un    mes o mes y medio más tarde de lo habitual.

«La verdad es que estamos teniendo cancelaciones debido a estas últimas noticias de los rebrotes», admite Victoria Bendito, del establecimiento Morvedra Nou, en Ciutadella, «pero nosotros confiamos en permanecer abiertos hasta finales de octubre con el mercado alemán que viene para hacer el Camí de Cavalls», añade. Sin embargo, muchos clientes, en lugar de cancelar cambian la reserva para septiembre.

«Por supuesto que tenemos cancelaciones, y ahora estamos pendientes de la reacción de los mercados internacionales por la subida de la incidencia pues nos hemos estado vendiendo como un destino seguro», afirma María Abad, del agroturismo Torralbenc, cerca de Cala en Porter, actualmente ya con ocupación plena.

«No recuperaremos aún las cifras de 2019, pero podemos alcanzar un 70 por ciento de media si esto no se viene abajo por el virus», apunta Bosco Triay, del hotel rural Binigaus Vell, en Es Migjorn.

Los franceses han sido la panacea para la oferta insular en el mes de junio, coinciden los responsables de estos establecimientos. «Vamos a mejorar prácticamente en todo, pero es indudable que los franceses nos han salvado junio», indica Germán Muñoz, responsable de Llucasaldent Gran, en Alaior, ahora con un 85 % de ocupación, y completo para el resto del mes y agosto.

El perfil del cliente, con un poder adquisitivo superior al que se aloja en hoteles de costa o apartamentos alimenta la fidelidad en establecimientos con todo lujo de comodidades, y ajenos a las aglomeraciones que pueden darse en las urbanizaciones. El mercado nacional es uno de los principales en este tipo de alojamientos, lo que también supone una garantía.

Otra circunstancia a su favor es que los ingresos por la restauración en sus propios hoteles también están al alza. «Se ha producido un mayor consumo de restaurante, el cliente prefiere desayunar y cenar en un ambiente al aire libre y valora los productos de la finca y donde se siente más seguro», subraya Carolina Hernández, del agroturismo Son Triay, en la carretera de Cala Galdana.

«Hemos tenido un buen arranque desde el 10 de junio, pero dependemos de los ingleses para que la temporada sea igual o incluso mejor que en 2019», señala Llorenç Pons, al frente de Matxani Gran, en Sant Climent.

Las expectativas son altas, pese a la moderación de las opiniones. El agroturismo Biniatram, en el camino de Cala Morell, en Ciutadella, prevé que «esta temporada será mejor, vamos bien y por eso vamos a probar a mantener abierto hasta final de noviembre», indica su responsable, Toni Tomás.