El economista José María Gay de Liébana

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José María Gay de Liébana, economista, abogado y profesor, que desarrolló una amplia actividad profesional en los ámbitos de la docencia y la empresa, ha fallecido en Barcelona a los 68 años víctima de un cáncer que afrontó con entereza y serenidad.

“Figura omnipresente en la divulgación económica, siempre destacó por su energía y trabajo incansable, tanto en el ámbito educativo como profesional”, escribe Luis Federico Florio en “La Vanguardia”. Ligado al mundo de la enseñanza, se licenció en Economía, en Administración y Dirección de Empresas, en Derecho, en Ciencias Empresariales y como Perito y Profesor Mercantil, era Doctor en varios de estos campos. Durante cuarenta años ejerció como profesor titular en la Universidad de Barcelona, adscrito al departamento de Contabilidad.

Gay de Liébana era numerario de la Real Academia de Doctores. Publicó una treintena de obras y sus líneas de investigación abarcaron el estudio contable, económico y financiero del fútbol español y europeo, así como de otras disciplinas deportivas. Gran aficionado del fútbol, era socio y accionista del RCD Espanyol, club del que fue vicepresidente.

Definido como el “economista indignado”, participaba habitualmente en varios medios de comunicación. En Cope colaboraba desde 2016 y también en 'La Vanguardia'. Este mismo viernes ha intervenido en el programa de 'Herrera en Cope' y el diario del grupo Godó ha publicado su última píldora económica.

Relación con Menorca

Vinculado a Menorca desde 1978 tras contraer matrimonio con la menorquina Mercedes Orfila, venía con frecuencia a la Isla, donde mantenía vivas relaciones de amistad, y residía en una vivienda construida en la urbanización Binisafuller de Sant Lluís.

En mayo de 2015 intervino en el III Foro de Comercio de Menorca, organizado por la Asociación de Comerciantes de Menorca que se celebró en la sede de PIME en Maó. Y en agosto de 2017 participó en el IX Foro Menorca Illa del Rei. Gay de Liébana afirmó en este foro que «en España no se actúa ni se gobierna con visión a largo plazo, lo que perjudica la inversión privada con cambios normativos, interpretaciones y reinterpretaciones».

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Existe demasiada inseguridad jurídica aseguró en el Foro de la Illa del Rei, y manifestó que “Menorca no puede confiar en que sean los políticos quienes impulsen económicamente la Isla» porque “la excesiva burocracia, el papeleo multiplicado por tanta abundancia de administración: estatal, autonómica, provincial, isleña, local… es un auténtico freno a la iniciativa empresarial.

Pregonero de Sant Lluís

En agosto de 2015, tras aceptar la invitación de la alcaldesa Montse Morlà, pronunció el pregón de las fiestas patronales de Sant Lluís en es Pla de sa Creu. José María Gay explicó su relación y vivencias menorquinas, así como el profundo sentimiento de respeto a la historia, las tradiciones y la cultura de Menorca.

Siempre dispuesto a colaborar con entidades de la isla, en mayo de 2020 intervino en un encuentro telemático con los socios del Cercle d’Economia de Menorca para analizar el impacto de la pandemia sobre la economía española y menorquina.

La Menorca del futuro

Sobre la Menorca del futuro, Gay de Liébana apostó en el Foro de la Illa del Rei por mirar a Estados Unidos, concretamente Florida y California, para aunar en la Isla el retiro dorado de jubilados con recursos, aumentar el número de residentes europeos y españoles, y al mismo tiempo, recuperar la juventud que se va.

Ahí entra el modelo californiano: sede de industria tecnológica, con capacidad de crear empleo cualificado y de alta retribución. Pero para esto último, es imprescindible -advirtió el economista indignado, que calificaba a Menorca como ‘la isla que navega sobre el mar- exigir e impulsar la modernidad tecnológica, lo cual exige cobertura telefónica e internet y redes «funcionando a velocidad brutal». Algo que ahora no sucede.

Gay de Liébana propugnó asimismo por atraer al turismo de perfil alto a Menorca, «el de barcos, yates, jets», y a la vez, cuidar el de las segundas residencias, «el arraigo de familias y sus generaciones, los menorquines de adopción».