Este sábado se formaron de nuevo colas durante toda la mañana en la Clínica Juaneda de Maó | Josep Bagur Gomila

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Los sanitarios de la Isla no solo están preocupados por los efectos de la quinta ola, que creen que a corto plazo va a crear mayor presión sobre el hospital, sino que afirman que se encuentran «agotados y enfadados», según coinciden por separado Claudio Triay de Simebal y Made Camps de Satse. La petición de la Conselleria de Salud para que de forma voluntaria renuncien a periodos de vacaciones es una gota más en un vaso que ya estaba colmado.

Falta de personal

Claudio Triay, delegado del sindicato médico Simebal, explica que la ocupación del hospital es muy elevada, porque a los 16 pacientes covid y los 4 en UCI, se añaden los pacientes del resto de patologías. Esta situación no mejorará en las próximas semanas. «Es verdad -dice Triay- que ya no se puede valorar la pandemia por el número de casos, la situación no es la misma que al principio, pero también lo es que cuantos más casos, más ingresos hospitalarios y más necesidad de personal». Recuerda que algunos casos son graves de personas sin patologías previas. Además las UVAC están desbordadas, lo que impide que pueden llevar a cabo una labor de seguimiento tan exhaustiva como al principio. Triay explica que uno de los datos más preocupantes es la tasa de positividad, ya que ahora casi 20 de cada 100 pruebas que se realizan detectan nuevos positivos.

Made Camps, del sindicato de enfermería, confirma la movilidad de las enfermeras y auxiliares. La gerencia ha tenido que cerrar quirófanos y algún otro servicio para trasladar a los sanitarios a la UCI a otros servicios, como las UVAC, la vacunación o las pruebas covid. Ante la dificultad de encontrar más personal se han tenido que incrementar las horas extraordinarias.

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Responsabilidades

Los sanitarios concretan los motivos de su enfado. Uno es que la mayoría de los ingresados o no está vacunado o lleva solo una dosis de AstraZeneca, aunque hay pacientes con pauta completa. Creen que los sanitarios pagan por la irresponsabilidad de algunos. Claudio Triay comenta que «habría que reflexionar sobre anticipar la segunda dosis al grupo de 60-69 años».

Otro motivo es la precipitación en la desescalada y la demora excesiva en la adopción de medidas por parte del Govern, hasta el punto de que, pese a los datos, todavía se está a la espera de decisiones. Triay valora que «no se ha actuado con criterios epidemiológicos sino para salvar el verano y el turismo». Dice que «es comprensible, pero no se tiene en cuenta que en quince días se puede acabar con la llegada de turistas internacionales». Se refiere a las decisiones que están adoptando gobiernos europeos y de otros países. El delegado de Simebal, contrapone la gestión de erradicación de Nueva Zelanda o Australia, que adoptan medidas radicales con cada caso que aparece, y la de mitigar los efectos de la pandemia, criterio que se aplica en España. Pronostica que «la bajada de los contagios no será tan en vertical como la subida».

La delegada de Satse en Menorca, Made Camps, también considera que se ha roto el equilibrio entre salud y economía. «Menorca está llena de gente, mucha de ella sin mascarilla, y la planta del hospital nunca había estado tan llena en toda la pandemia».