Efectivos de la Policía Local de Maó informan a los conductores en el acceso al centro | Josep Bagur Gomila

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El Ayuntamiento de Maó no dispone todavía de las tres cámaras que debe colocar en otros tantos puntos del centro de la ciudad para controlar el acceso exclusivo para residentes y autorizados, que entró en vigor el pasado domingo. Además vecinos de la zona aseguran que todavía no han recibido las cartas informativas para obtener el permiso para circular por las calles que se han incluido en esta iniciativa: Esplanada, Ses Moreres, Sant Jordi, Bastió, Sa Lluna y un tramo de Rovellada de Dalt.

El equipo de gobierno municipal asegura que las cámaras estarán en marcha e instaladas con toda seguridad cuando se acabe el periodo de gracia que se ha concedido a los conductores, en el cual el objetivo es hacer pedagogía sobre los cambios y divulgar al máximo la información. Desde el Consistorio mahonés, no obstante, no concretan cuándo se acabará este periodo de pedagogía, sin imponer sanciones, aunque no será pronto. La llegada de los dispositivos se ha demorado por incidencias relacionadas con el proceso de contratación, según ha podido conocer este diario.

De hecho, el concurso público para la compra de las tres cámaras se inició formalmente este mismo martes, dos días después de la entrada en vigor de la restricción. Los interesados pueden presentar ofertas hasta el día 27, luego debe resolverse el concurso y, una vez adjudicado el contrato, la empresa elegida dispone de un plazo de dos meses para suministrar e instalar las tres cámaras y el software para la gestión de las sanciones. Es decir, que las cámaras podrían demorarse prácticamente dos meses y medio o tres meses.
El contrato incluye las tareas de mantenimiento por un periodo de dos años, prorrogable a un tercero. El presupuesto de todo el contrato es de 65.461 euros.

De momento, persiste cierta confusión entre la ciudadanía sobre el funcionamiento de la zona de acceso restringido, sobre todo en una época del año en la que abundan los visitantes. Los carteles no son suficientes para algunos conductores, mientras que hay ciudadanos que cuestionan que su lectura no es sencilla.