Imponente tras su rehabilitación, la fachada del hospital Verge del Toro, la antigua Residencia sanitaria vista desde la calle Barcelona | Gemma Andreu

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Todo está a punto para que las obras de reconversión del hospital Verge del Toro en un centro sociosanitario se inicien en 2022, como anunció la presidenta del Govern, Francina Armengol, en el debate de política general en el Parlament. El proyecto sigue la agenda prevista, fue entregado hace casi un año, en noviembre de 2020, a la Conselleria de Salud, que ya ha dado su visto bueno, y cuenta también con el informe favorable del Ayuntamiento de Maó, aunque cabe recordar que al tratarse de una obra de interés autonómico tiene un carácter preferente y no requiere de la licencia municipal.

El presupuesto para la ejecución material de esta reforma interior del ‘Verge delToro’ asciende a 10,5 millones de euros, financiación que el Govern balear logra a través de los Fondos de Recuperación para Europa Next Generation. La previsión del proceso administrativo es que en este último trimestre de 2021 salga a licitación la obra, en este momento en fase de preparación, y que en los primeros meses de 2022 puedan iniciarse los trabajos. No obstante, la remodelación es de tal envergadura que las obras se prolongarán por espacio de dos años o puede que incluso tres.

En el diseño realizado por Casa Solo Arquitectos y el estudio del arquitecto Joan Enric Vilardell, quien dirigirá in situ la obra, se contempla no solo el acondicionamiento de la antigua Residencia sino también dos ampliaciones de la misma. Una que va a cubrir los dos patios a nivel de planta semisótano y que será «el vientre» del edificio, explica Vilardell, una zona no visitable que albergará almacenes, farmacia, servicios como cocina, lavandería, vestuarios para el personal y también las salas de radiología y ecografía.

La segunda ampliación es un edificio soterrado de unos mil metros cuadrados    de superficie donde se situará el cerebro tecnológico del centro, con instalaciones como condensadores, generadores de energía, transformadores, depósitos de agua y contraincendios, así como un suministro vital para un centro hospitalario, el de los gases medicinales.

La obra también contempla un nuevo sistema de escaleras de emergencia, ya que las existentes se hallaban en mal estado, y una red de comunicación vertical dentro del edificio con la instalación de nuevos ascensores.

El edificio va a tener, contando las salas de máquinas y la planta soterrada, una superficie útil de casi 10.000 metros cuadrados.

Reto arquitectónico

Hay un total de 82 plazas distribuidas en habitaciones dobles e individuales que ocuparán las cuatro primeras plantas; la quinta, antigua maternidad, se destinará a las oficinas y la administración del nuevo hospital. Se suprime la planta de cirugía para el cambio de uso y la atención de los pacientes del sociosanitario, que serán personas con enfermedades crónicas, enfermos que requieren cuidados paliativos o que sufren dolencias neurodegenerativas como el alzheimer, y por último, pacientes operados que necesitan cuidados, al no poder valerse por sí mismos, pero que tampoco pueden ocupar plazas hospitalarias en el ‘Mateu Orfila’.

«Estos son los tipos de pacientes para los que se diseña un edificio que, por otro lado, está ya presente en todas las ciudades, tenemos una sociedad que envejece y este es un servicio más, importante porque de otro modo es una asistencia que recae sobre las familias», afirma Vilardell.

Para el arquitecto y director de la obra la remodelación supone un reto. «Un hospital es como una ciudad, es un edificio complejo, que contiene una cantidad de instalaciones enorme y que requiere la intervención de numerosos equipos, cuya coordinación es difícil», asegura. A lo largo de la redacción del proyecto se han incorporado mejoras dirigidas a la sostenibilidad y la autosuficiencia energética, con la instalación de una planta fotovoltaica.

Las placas se colocarán en la cubierta del centro de salud próximo, ya que no sería posible en el propio edificio del hospital, ya que está catalogado y forma parte del patrimonio arquitectónico de Maó.