Carmen Sánchez-Contador, coordinadora del curso | David Arquimbau

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La paralización de los programas de cribado de cáncer en el momento en que se declaró la pandemia de la covid-19 dio lugar a un importante retraso en la actividad habitual. Los coordinadores de estos programas de las diferentes comunidades autónomas han debatido estos días en el marco de la Escola de Salut Pública de Menorca las dificultades que han surgido a la hora de volver a reiniciar cada uno de los cribados que, por el momento, no están funcionando con total normalidad.

La coordinadora de la Estrategia de Cáncer de la Dirección General de Salud Pública y Participación de Balears, Carmen Sánchez-Contador, asegura que la pandemia ha ocasionado una distorsión del sistema sanitario y, por supuesto, también de los programas de cribado de los cánceres de mama, colon y cérvix, en los cuales está demostrado que la detección precoz tiene un efecto beneficioso para la población.

Sin embargo, la pandemia no ha afectado de la misma forma a todos los programas de cribado y, en concreto, el destinado a detectar el cáncer de colon, ha sido el más afectado debido, por un lado, a la necesidad de utilizar equipos y profesionales sanitarios que, en muchas casos, han estado vinculados a la atención de la pandemia y, por otro, a un déficit de especialistas que ya existía anteriormente.

Por su parte, los programas de cribado de cáncer de mama fueron los que se pudieron retomar de forma más rápida y, según apunta Sánchez-Contador, en la gran mayoría de comunidades se reiniciaron en junio o julio de 2020. Finalmente, los programas de cribado de cáncer de cérvix se encuentran en este momento en la fase de diseño de la transición de cribados oportunistas a cribados poblacionales, algo que también ha retrasado la pandemia.

Sánchez-Contador explica que el funcionamiento del sistema sanitario está todavía condicionado a diferentes variables y, por tanto, subraya que los resultados de los programas de cribado no se han visto afectados tan solo por el periodo de inactividad durante la primera ola, sino también por el miedo al contagio de la población al participar en este tipo de programas, la falta de recursos y las diferentes olas que se han presentando a lo largo de los meses.

A partir de todas estas variables, los encargados de los programas de cribado de cada comunidad han analizado durante el encuentro diferentes estudios y modelos matemáticos para determinar las posibles estrategias para seguir funcionando con la mayor normalidad posible. Además, teniendo en cuenta los recursos disponibles, han valorado también la idoneidad de recuperar la actividad al mismo ritmo o acelerar el proceso de invitación a colaborar en los programas, siempre intentando disminuir la incidencia y mortalidad por cáncer.