La finca de Es Pla Verd convertida en un pedregal por la fuerza del agua.

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Las fincas de Alputzer y Es Coll Roig, en la zona de Es Pla Verd en Ciutadella, fueron dos de las afectadas por las recientes inundaciones. El agua se llevó tierra, cultivos y paredes, pero lo que más molesta a la propiedad es que años atrás fueron multados por limpiar el torrente que hace dos semanas se desbordó por las lluvias torrenciales.

«Si no nos dejan limpiar los torrentes, qué hacemos», se queja el payés de ambas fincas, Damià Bosch. En 2018 tomó la iniciativa de limpiar el torrente, como ya suele hacer con las zanjas, porque nadie lo hacía, pero su acción les trajo consecuencias negativas.

«Tuvimos la visita de los técnicos de la Conselleria, pero en principio no nos dijeron nada, después el guarda forestal vio que habíamos quitado acebuche y porquería, y nos dijeron que no era cosa nuestra», explica. Pero ahí no quedó todo. Se les sancionó e impuso una multa de mil euros por haber limpiado el torrente sin la autorización previa de Recursos Hídricos y dicha cantidad se les descontó de la ayuda pública que tenían que recibir: «Nos dijeron que no cobrábamos mil euros por haberlo hecho sin pedirlo antes». Tres años después, el pasado septiembre, «donde se dejó de limpiar el agua ha arrasado y roto todo, se ha formado un tapón, es un estropicio, y esto, el Pla Verd,    es de lo mejor que hay como tierra de labor en Menorca», se lamenta el payés

Además en dichas fincas han constatado que las obras de reforma realizadas en la carretera general, con el acceso a Cala Pilar, han provocado que se les inunden más los terrenos, «toda el agua del tramo de Sa Costa Nova viene hacia nuestra finca de Es Coll Roig», señala.

«No sabemos qué hacer, se te quitan todas las ganas»

Damià Bosch ha cumplido ya 42 años trabajando como payés en las fincas de Alputzer y d’Es Coll Roig. Asegura que su trabajo precisamente es ese, ocuparse de la tierra y del mantenimiento, eso para él incluye el tramo del torrente que pasa por la finca. Así había sido siempre, afirma, pero últimamente «la situación ha empeorado, ya no sabemos qué podemos hacer o no, y la verdad es que se te quitan las ganas», declara. La limpieza del torrente y de zanjas (en estas sí se permite) «es un bien para la finca», que con la última riada ha perdido tierra y tiene dañadas dos paredes secas. «Los torrentes y las zanjas son para que pase el    agua, que siempre busca cómo hacerlo, no para tener acebuches y zarzas, no puede ser que no se limpien, a ver si se ponen a trabajar porque si no las riadas se repetirán», vaticina este hombre del campo.