Los contenedores, cuyo entorno ha servido desde hace tiempo de depósito para todo tipo de residuos, están llamados a desaparecer del paisaje urbano. | Gemma Andreu

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El Consorcio de Residuos y Energía de Menorca ha sacado a concurso la contratación de un estudio para el dimensionamiento del servicio de recogida integral de residuos en Ciutadella, Ferreries, Es Mercadal, Es Migjorn, Alaior y Sant Lluís. Son los seis municipios que se integrarán más tarde a este modelo, que Maó y Es Castell estrenarán, si no hay más demoras, a comienzos del próximo verano.

En este segundo caso, la adjudicación del servicio está previsto que se realice en las próximas semanas, aunque su puesta en marcha establece una campaña de información previa, «también puerta a puerta» durante cinco meses, explica Conxa Juanola, teniente de Alcaldía de Cultura y Medio Ambiente de Maó.

Tres empresas compiten por la recogida, una por la distribución de las casi 50.000 cubetas y contenedores que deberán hacerse llegar a domicilios, industrias y comercios, dos por la campaña de comunicación y tres por el control y seguimiento posterior.

Tanto Maó, Es Castell y el Consorcio trabajan ahora en la evaluación de las ofertas después de que en mayo se reuniera por primera vez la Mesa de Contratación para abrir las plicas. Una vez realizada la adjudicación, además de la exhaustiva campaña informativa, la empresa seleccionada debe poner a punto la maquinaria e infraestructura para realizar el servicio.

Estos dos municipios marcarán el camino para el resto, cuya incorporación está condicionada además por los contratos en vigor que algunos de los seis ayuntamientos restantes mantienen. Uno de ellos acaba en 2025, pero no hay vuelta atrás.

La ley balear de residuos y suelos contaminantes de 2019 establece que se habrá de aumentar antes de 2021, como mínimo hasta un 50 por ciento, la separación en origen de    materiales como papel, metales, vidrio, plástico y biorresiduos domésticos y comerciales. El año pasado, según los últimos datos disponibles en el Consorcio, la recogida selectiva, incluida la que se realiza a través de las deixalleries, alcanzó solo al 37,5 por ciento del total.

A mejorar el porcentaje, que un año antes apenas superaba el 20 por ciento, ha contribuido la planta de tratamiento mecánico-biológico de Milà, que también separa el contenido de los contenedores amarillos en los que confluyen plástico, latas y envases de tetrabrick.

El nuevo modelo supone un cambio general de mentalidad y un trauma de inicio en el hábito ciudadano, que    no tendrá contenedor en la calle en la que tirar indiscriminadamente residuos de todo tipo. «Es un cambio de rutina imprescindible, enseguida lo interiorizaremos todos como una práctica más natural y sobre todo saludable», explica Esteve Barceló, director insular de Medio Ambiente.     

70 por ciento

El estudio que ha salido a concurso tiene por misión establecer el mejor sistema para alcanzar el 70 por ciento de separación en origen mediante la recogida puerta a puerta. Ha de determinar el número de contratos precisos para realizar ese trabajo de modo que se optimice el servicio tanto técnica como económicamente, lo que supone que puede proponer un contrato para los seis municipios o agrupar varios de ellos.

Esos futuros contratos no podrán ser superiores a cinco años, prórrogas incluidas, periodo máximo que permite la ley.