Un trabajador de la construcción levanta una pared de un edificio de viviendas en Maó. | Gemma Andreu

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El sector de la construcción de Menorca ve con mucha preocupación las subidas del precio de los materiales que se han encadenado en los últimos meses y da la voz de alarma: algunos de los proyectos que deben financiarse con los fondos europeos Next Generation para la recuperación económica están en riesgo, porque se han elaborado sus presupuestos con un coste que ya ha quedado desfasado.

«Los proyectos con precios anteriores peligran y mucho, son obras que quizás no se puedan ejecutar», advirtió ayer Climent Olives, vicepresidente segundo de la Asociación de Constructores de Baleares, «esta cadena es más grave de lo que mucha gente cree y la tendencia es que dure medio año más». En su opinión, si no se resuelve, en esos seis meses el sector puede vivir «un caos», ya que «no sabemos cuándo nos van a servir ciertos materiales o los tienes que comprar al precio que te marcan».

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Y ese precio se ha duplicado en siete meses para muchos de los materiales utilizados en la construcción. El acero corrugado, utilizado en pilares y muros, ha subido un 108 por ciento y algunas maderas han visto su precio incrementado un 300 por ciento; el cobre, el aluminio, plásticos como el PVC también son más caros, el cemento sigue estable por el momento pero los constructores temen que «ya se prepara una subida importante» también de este material.

Un presupuesto de aluminio industrial no tiene una vigencia de más de siete o diez días porque en ese tiempo el material ya es más caro. Por este motivo Olives advierte de que muchas inversiones pueden verse frustradas. «Los precios se han quedado fuera de mercado y si los materiales suben ¿cómo vamos a licitar la obra?, es el interrogante que lanza. Pero además las constructoras afrontan ahora obras ya iniciadas, con contratos firmados y precios que no pueden modificar, asumiendo las pérdidas. Además se puede dar el caso de que los problemas logísticos con los materiales lleven a retrasos que, a su vez, acarrean penalizaciones, y el responsable de la asociación se pregunta cómo actuará la Administración pública en estos casos.

Por otro lado, en la actividad de la madera también se viven problemas de suministro y un incremento «brutal» del precio, del doble o más, explica Llorenç Carreras, gerente de Maderesa. La empresa ha tenido que aumentar su stock de manera sustancial, lo que representa tener no solo espacio físico sino músculo financiero para la compra, así como buenos proveedores. Carreras cree que hay «especulación con las materias primas» a nivel internacional, «constantemente se anuncian tarifas nuevas, siempre habíamos trabajado por la estabilidad de precios pero ahora nos es imposible», apunta, «en 40 años no habíamos vivido una incertidumbre así».