Un grupo de senderistas camina hacia Cala Pregonda el pasado puente del 12 de octubre.   El atractivo de la naturaleza hace que aumente el tránsito por las zonas rurales, los caminos y no solo en la playa, también en el interior. | J. BAGUR

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El Consell Científic de la Agencia Menorca Reserva de Biosfera considera que la futura ley tendrá que abordar el techo de plazas turísticas así como el fenómeno, que se ha hecho más palpable este verano, de la presión humana difusa en el entorno natural y rural de la Isla. Un movimiento de gente que va más allá de las aglomeraciones en zonas de playa y que abarca, explica Agnès Canals, presidenta de este órgano de la Agencia, los caminos, las zonas de campo y por supuesto los espacios de naturaleza.

«El borrador de la ley en uno de sus artículos pone sobre la mesa el problema de la capacidad de carga de la Isla, pero solo se refiere al número de vehículos», explica, mientras que el consejo plantea que ese debate se traslade a las plazas turísticas. Canals afirma que la movilidad del visitante, el alquiler turístico, y el aumento de la oferta de agroturismos son factores que generan esa presión difusa sobre el territorio. Cabe recordar que Menorca ha triplicado en los últimos diez años su oferta de plazas de turismo rural y de interior, y que entre los meses de julio y septiembre de este año se convirtió en la zona de España con mayor ocupación en este segmento de mercado, entre el 70 y el 80 por ciento de las habitaciones, según datos del INE.

De hecho, el movimiento ecologista GOB plantea ese ‘crecimiento cero’, con una bolsa máxima de plazas de alojamiento turístico en la que cualquier alta proceda de una baja anterior, como ya se hace en Mallorca y Eivissa. La tramitación de la nueva ley es el momento oportuno para abrir esa posibilidad y así se discutió en la última reunión celebrada por el Consell Científic para tratar, entre otros asuntos, sobre el borrador de la norma. «No se realiza una propuesta concreta pero sí pedimos que la ley lo contemple», señala Canals.

El borrador en su capítulo II, dedicado a La Preservación del Modelo Turístico de Menorca, incluye cinco artículos relativos a esa capacidad de carga del territorio y la costa insulares, pero no hace mención al límite de plazas. Se refiere a la estrategia de desarrollo turístico y a que esta sea acorde con las previsiones de la ley y el Plan Territorial Insular.

El artículo 27 recoge la regulación de nuevos puntos de amarre y fondeos a través del Plan de Ordenación de la Costa y el Litoral, que no permitirá la ampliación de nuevos puntos de amarre y de fondeo temporal fuera de las zonas portuarias. El artículo 28 aborda una de las cuestiones más llamativas y que ya se practica en Formentera, poner límite al número de vehículos a motor que llegan a Menorca, un cupo que si finalmente se aprueba en la ley, deberá decidir el pleno del Consell. Afectaría tanto a coches particulares que entran por vía marítima como a los de alquiler así como al número de licencias de taxis y vehículos de alquiler con conductor.

Dichas limitaciones se justifican por la necesidad de proteger el medio ambiente, el entorno urbano y la salud pública; para que no se supere la capacidad de carga de playas y calas, y evitar la congestión de aparcamientos y carreteras, y por último, para que no se comprometa la capacidad de gestión de residuos, se sobreexploten los recursos hídricos y se pierda la buena imagen turística de la Isla. En ningún momento se refiere, y es lo que echa en falta el Consell Científic, a cuántas personas tienen cabida o un tope de plazas.