La playa de Binibèquer casi desierta en el verano de 2020, cuando el turismo se desplomó en todo el archipiélago por la pandemia. | Efe - David Arquimbau / EFE

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La crisis de la covid-19 ha empobrecido a los menorquines, cuya renta per cápita retrocedió 5.500 euros en 2020 respecto a la del año previo a la pandemia, 2019. Este es uno de los datos que se derivan de la Memoria del Consell Econòmic i Social (CES) de Balears sobre la economía, el trabajo y la sociedad de las Islas durante el pasado ejercicio y que ayer se presentó en el Parlament.

El informe confirma el impacto generado por la pandemia en la región balear –el mayor del Estado–, y el desplome del turismo, cuya facturación retrocedió en 2020 un 81 por ciento respecto al año anterior y que dejó también una caída del gasto del 83 por ciento. La riqueza de Balears, medida en Valor Añadido Bruto (VAB) cayó un 23,7 por ciento en 2020, un desplome nunca registrado antes en las Islas. En cuanto al valor absoluto en euros constantes Menorca llegó a un VAB de 1.731,8 millones, lo que representó una caída del 23,3 por ciento respecto a 2019, cuando el VAB fue de 2.257,9 millones.

Ese descenso de 526 millones de la riqueza motivó que la renta per cápita de los menorquines, que en 2019 sumaba 23.608 euros, cayera a 18.107 euros al año siguiente, 5.500 euros de diferencia.

El descalabro económico y de renta por islas muestra que Eivissa y Formentera fueron las más afectadas, con un descenso del VAB del 29,9 por ciento, pasando de una renta per cápita de 23.059 euros en 2019 a 16.164 euros en 2020, un retroceso de 6.895 euros. Mallorca experimentó la menor caída, un 22,6 por ciento y una pérdida de renta per capita de 5.532 euros.

Las cifras de caída del VAB y de las afiliaciones convierten Balears en la comunidad autónoma más afectada por el impacto económico y social de la pandemia. En el panorama laboral los efectos han sido devastadores, aunque el informe señala que la diferencia entre la caída del VAB y de las afiliaciones muestra el efecto social beneficioso de los ERTE, ya que los afectados han podido recibir prestaciones y seguir de alta en la Seguridad Social mientras duraba la suspensión de sus trabajos.

Dos crisis distintas

Durante la presentación ayer de la memoria, la jefa de estudios del CES, Anna Grau, resaltó que si bien la caída del PIB balear fue la más importante de España, las previsiones apuntan ya a que la recuperación también será la más destacada. Sobre la crisis actual en comparación con la financiera de 2008-2009, Grau apuntó algunas diferencias destacables. Mientras que la crisis de 2008 se extendió de forma progresiva desde diferentes ámbitos tras estallar en el sector financiero y bancario y «contagiar» al resto de sectores, la crisis de la pandemia se ha concentrado en el tiempo, ha tenido un impacto global y ha derivado en un empobrecimiento generalizado. También se espera que la recuperación sea más concentrada en el tiempo, resaltó.

Por sectores productivos, la memoria apunta que no se ha producido un descenso significativo de la producción final del sector primario; en industria, el impacto negativo de la pandemia es un efecto añadido a la pérdida de tejido industrial que ya se arrastra desde la recesión de 2008; y en la construcción, la actividad estuvo centrada en la vivienda unifamiliar, nueva o en reformas, de población con alto poder adquisitivo, y el sector no se vio tan afectado como otros por las restricciones de movilidad por la emergencia sanitaria.