Los asistentes al coloquio comprobaron como el propio puente del Carrer de Son Granot, plano y bajo, ayudó a acrecentar la riada del pasado 21 de septiembre.  | Josep Bagur Gomila

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Los técnicos lo tienen claro. A pesar de que precipitaciones de 170 litros por metro cuadrado como los caídos al norte de Ferreries son muy intensas y de muy difícil control, el propio diseño del torrente a su paso por el pueblo y el polígono industrial contribuyó a las crecidas y, por lo tanto, a magnificar los efectos del temporal.

Eso es así por varios motivos. Por un lado, porque el propio cauce del torrente, que es de hormigón a su paso por Ferreries, hace que el agua coja mayor velocidad. Por otro, porque algunos de los puentes que cruzan el torrente, en el polígono y en la misma Avinguda de Son Morera, son muy pequeños, algunos de apenas 70 centímetros de altura y una anchura de escasos metros. Al reducirse el cauce, el caudal aumenta de presión, lo que provoca que el agua se desborde sobre la vía pública justo en los puentes.

El peligro del torrente soterrado

En Ferreries, la situación es más grave aún. De hecho, los ponentes en la jornada organizada por el Obsam coincidieron al mostrar su asombro por el hecho que «400 metros de torrente están soterrados debajo del polígono, y eso es un gran peligro». Todavía más, porque es pequeña la boca de entrada, en el Carrer dels Trencadors, lo que favorece la violencia de las correntadas.

En otro punto, en el Carrer dels Teulers, el puente es muy bajo y el lecho estrecho, lo que provocó el desborde que afectó a toda la zona de la gasolinera y las vías colindantes. Asimismo, en el pueblo, otro ramal que desemboca en el torrente, y que se soterra a partir de la rotonda, en la confluencia entre las avenidas Jaume Mascaró y Dr. Franco, aportó también ingentes cantidades de agua a la arteria principal.

Desde el Ayuntamiento de Ferreries, la alcaldesa Joana Febrer es consciente que «es imposible resolverlo todo a corto plazo», ya que son inversiones costosas y, además, «hay que analizarlo bien».

Los especialistas que intervinieron en la mesa redonda aportaron algunas soluciones. Primero, apostar por un lecho empedrado y no de hormigón. Ese es el método utilizado en otros lugares, porque ayuda a frenar el agua y es así menos violenta. Un obstáculo para aplicarlo es su mayor coste.

En cuanto a los puentes, la recomendación es recuperar las estructuras cóncavas    (hay ejemplos en el mismo torrente de Ferreries) que permitan mayor paso de agua, y ampliar el ancho de los lechos en el polígono. Por el momento, por la urgencia de enmendar los daños del temporal en el torrente, Recursos Hídricos inició la reparación del hormigonado. La actuación se ha detenido en noviembre por las incesantes lluvias, pero se retomará en breve.