Yola Febrer, en el atelier de Ansa per Ansa, una tienda en la que se puede observar cómo se fabrican los bolsos. | Josep Bagur Gomila

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Yola Febrer Borràs dejó un día un trabajo estable en un banco para lanzarse a la aventura de crear la empresa Ansa per Ansa, de fabricación de bolsos de diseño y alta calidad de materiales. Desde hace seis años se dedica a ello, con una tienda atelier en el polígono de Ciutadella, donde los clientes ven cómo se trabaja y con una apuesta clara por la venta por internet. Ahora vive una etapa de crecimiento, al franquiciar la marca, con la próxima apertura de tres tiendas en Catalunya.

La empresaria de Ciutadella explicará su experiencia en el IV Foro Ascome de Comercio, que se celebra el próximo jueves, a las 20.30 en la sala de actos de PIME, en Ciutadella.

Usted trabajó en un banco durante 16 años, que dejó para dedicarse a la fabricación artesana de bolsos. Ha comentado que fue su mejor decisión. ¿Por qué?

— Trabajé en banca desde el 2000, recién acabada mi carrera universitaria, hasta el 2016. Me sentía muy bien en Banca March, debo ser sincera. En el año 2010 fue cuando empecé con Ansa per Ansa como hobby, sin pretensión alguna de llegar a vivir de ello. Solo para desarrollar algo que llevaba en mi interior desde siempre y que me relajaba mucho en mis ratos libres. El diseño siempre había sido mi vocación, lo sentía así. Durante 5 años compaginé ambas cosas, y con dos niños pequeños. No fue fácil, la verdad, pero sacaba tiempo de donde fuera para desarrollar lo que poco a poco se iba convirtiendo en una marca. El 1 de enero de 2016 empezó mi nueva vida, volcada de lleno en dar forma a Ansa per Ansa para que pasara de ser un hobby a ser mi proyecto profesional principal. Decisión difícil de tomar, cuando tu cabeza y tu corazón se confrontan. Cuando no sabes si haces bien o mal, te lanzas a una aventura que no sabes cómo va a terminar. Pero la decisión estaba tomada 100% a conciencia. Era lo que sentía de corazón, quería probarlo y había algo en mí que me decía que iría bien...

¿Cómo ha sido la evolución de su negocio en estos seis años?

—El camino del emprendimiento no es fácil, hay muchos momentos de soledad, de incertidumbre. Debes aprender a vivir en esa condición. Pero hay que decir que es una aventura en la que se disfruta como nunca, y que lo más importante de todo para mí, es la libertad. Qué bonito sentir que eres dueño de tu vida y que estás en el camino que quieres estar. La sensación muchas veces no puede describirse con palabras. Hay que vivirlo para entenderlo.

Otra idea suya es que «crear te da alas». ¿Lo puede explicar?

—La creatividad para mí es infinita. Es abrirte a un universo de posibilidades que no tiene límites. Es vivir en constante movimiento, con la mente muy abierta al mundo. La cabeza no para, y si tienes la suerte de que vayan surgiendo nuevos proyectos cada vez más, se disfruta de una manera muy bonita. Ahora me encuentro precisamente en este estado, en el que se abren muchas puertas para acceder a nuevas oportunidades de negocio, y reconozco que es emocionante.

Su tienda es un atelier abierto en Ciutadella, de forma que los clientes pueden    ver cómo se fabrica. ¿Cómo define el atractivo de este modelo de tienda?

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—Creo que el que quiere enseñar lo que hace es porque quiere llegar al cliente de una manera muy directa y real. Es no esconder el trabajo bien hecho. Es dar a conocer nuestro proceso de creación de una manera muy cercana y veraz. Nuestros clientes pueden ver a las trabajadoras del Atelier y disfrutar de una experiencia que les encanta.

¿Cómo le gusta que el cliente perciba los valores de la marca Ansa per Ansa?

—La sinceridad con la que transmito lo que hacemos es tal, que la gente se emociona al escucharlo. Siempre digo que no lo empecé por dinero, que Ansa per Ansa nació por pura pasión por crear algo bonito y con gusto. A partir de aquí, los valores han ido asentándose de una manera muy real, sincera. Y hemos ido perfilando mucho más nuestro trabajo. Por lo tanto, los valores de marca que nos definen siempre están en relación con la calidad del trabajo y los materiales, en no querer seguir un patrón de moda y crear nuestra propia esencia, en llegar a la mujer de una manera muy diferenciada y exclusiva.

La combinación perfecta parece ser la tienda física y una apuesta clara por la venta online. ¿Cómo ha desarrollado y con qué resultados la gestión de las dos tiendas?

—Es el combo perfecto. La tienda física permite enseñar desde la cercanía lo que haces, quién eres, cómo te mueves y tu real personalidad. Es maravilloso recibir a los clientes en el Atelier. Vienen desde todas las partes del mundo al llegar a veranear a la Isla, y al seguirnos en redes, nos visitan porque les mueve la curiosidad por ver el Atelier in situ. Pero si no lo combinas con una tienda online, realmente te cierras mercado a ti mismo, no puedes llegar a más. De esta manera, es un gozo ver que desde cualquier parte del mundo pueden comprarte un bolso y recibirlo en pocos días.

Seguramente hay personas que tienen miedo a arriesgarse en la apertura de un negocio en el comercio local. ¿Qué les diría?

—Yo les animo totalmente a que no se pierda la esencia de la tienda física, dónde uno puede ver y tocar el producto, sumergirse de lleno en el universo de la marca. También es verdad que creo que las tiendas físicas tienen que ser un espacio mágico, acogedor. Tienes que poder identificar tu marca con toda la decoración y el ambiente que crees en ese espacio tan bonito que va a ser el escaparate de lo que eres.

¿Por esta creencia firme ha apostado por franquiciar la marca?

—Por ello, exactamente. Hemos salido con el proyecto de franquicia de Ansa per Ansa este mes de Julio, y en Agosto ya abrimos la primera tienda franquicia en Cadaqués, Girona. En solo un mes se abrirá la segunda, esta vez en Cambrils, Tarragona. Y antes de primavera abrimos la tercera en Sitges, Barcelona. Estoy inmensamente feliz de ver que hay gente que apuesta fuerte por este proyecto y quiere vivir la ilusión de tener su propia tienda para defender la marca como se merece.