Operarios del Consell realizaban este martes tareas de vaciado de maleza para poder revisar el acantilado | Gemma Andreu

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El peligro de nuevos desprendimientos en la Costa de Ronda de Maó, cerrada al tráfico desde el viernes a la medianoche, aún se mantiene. De hecho han caído pequeñas piedras sobre el asfalto en los últimos días, informan desde el Consell, mientras una empresa realiza trabajos de desbrozado y limpieza alrededor del sector desde el que cayeron las dos enormes rocas. Se han cortado troncos, ramas y todo tipo de maleza para poder evaluar la afectación actual del acantilado a la izquierda de la vía, en sentido ascendente.

Esas tareas podrían estar finalizadas este jueves, aunque el Consell prefiere no asegurar una fecha concreta, lo que permitiría reabrir la circulación en esa vía fundamental que une la entrada de Maó con el puerto. Solo a los camiones que deben embarcar en el muelle se les permite descender por ella a primera hora de la mañana, mientras que los que llegan recorren el puerto hacia Cala Figuera para salir hacia la Vía de Ronda.

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«Prefiero pecar de conservadora y que me critiquen por ello hasta que la seguridad sea total antes que abrir el tráfico a todo el mundo si existe la más mínima duda», explicaba este martes la consellera de Movilidad Francesca Gomis. No hay riesgo, en principio, de que se produzca un desprendimiento similar al del viernes, pero sí de que puedan caer piedras de tamaño menor, señala la responsable de carreteras.

El Ayuntamiento, de acuerdo con la Guardia Civil, localizó entre el domingo y el lunes al propietario de la finca situada en la parte superior del acantilado para poder examinar esa zona. Se determinó que era necesario desmontar una parte de la paret seca para poder concluir las tareas de limpieza que se llevan a cabo y, si es necesario, realizar una intervención con la que apuntalar la zona desde donde se produjo el desprendimiento de las dos rocas. Posteriormente la paret seca volvería a recuperar su estado habitual.

El asfalto de la Costa de Ronda que quedó dañado por la caída de las dos rocas, de unos 20 metros cuadrados de superficie entre ambas, ya ha sido reparado, por lo que en el momento en que la ingeniera del Consell dé el visto bueno a la ausencia de peligro en el acantilado, la circulación podrá restablecerse de inmediato, cuando ya han transcurrido cinco días desde que se produjera el suceso. El hecho de que haya coincidido con el puente festivo ha restado cierta trascendencia, en parte, al cierre de la carretera.