Ambiente de personas paseando y de compras por una calle del centro de Maó ayer.  | Gemma Andreu

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Menorca apenas ha aumentado en 300 habitantes este año en relación al pasado. La progresión que apuntaba en 2019 se ha interrumpido de forma repentina y, como casi todo ahora, tiene su explicación lógica en la crisis causada por la pandemia de la covid-19 y los tiempos convulsos que ha traído.         

Las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística resultantes de la revisión del padrón municipal a 1 de enero y dados a conocer ayer, fijan el censo de Menorca en 95.936 habitantes.    El dato supone el 8,17 por ciento de la población balear, donde todos los territorios han registrado asimismo una tendencia de estabilidad, si bien todos aumentan ligeramente salvo Formentera, que ha perdido 200 habitantes de un año a otro.

En otras comunidades autónomas e incluso en el cómputo nacional la situación es parecida quizás porque en tiempos de turbación es mejor no hacer mudanza, como    recomendaba Ignacio de Loyola a los nuevos miembros de la compañía de Jesús. La máxima ha recuperado actualidad en los dos últimos años de tribulación e incertidumbre.

La incidencia del coronavirus ha frenado cualquier aliciente y el incipiente fenómeno del teletrabajo, todavía más simbólico que relevante, no ha logrado doblar la tendencia. Con los índices de natalidad en mínimos, solo la migración movida por las expectativas económicas altera las cifras de población. El dato de caída de la economía menorquina, un 23,3 por ciento en 2020, congeló toda expectativa.   

Rentas de la primera década

A pesar de la moderación el incremento, Menorca ha alcanzado a 1 de enero de este año el techo de población, nunca había estado tan cerca de los 96.000 habitantes. Mirado en perspectiva, la realidad es otra. El crecimiento real se produjo en la primera década, los años de bonanza económica, los de la segunda son realmente las rentas derivadas de la primera.

Durante ese periodo se registró un aumento del 20,7 por ciento, una décima superior al correspondiente a todo el tramo que comprende desde el comienzo del siglo hasta hoy. De hecho, desde 2013, año en el que se había establecido el anterior pico, la tendencia cae coincidiendo curiosamente con un trienio, el que va de 2016 a 2018, caracterizado como el de mayor recuperación de la segunda parte del siglo.

En esta década, el crecimiento demográfico se sitúa en el 1,1 por ciento frente al citado 20,7 de la primera. En trece años Menorca ganó 20.000 habitantes y en los últimos siete, 800, un dato que técnicamente apunta más a la parálisis que al lógico crecimiento sostenido.