La cubierta del Hospital Mateu Orfila cuenta con su propio parque fotovoltaico. | Gemma Andreu

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Menorca quiere haber reducido drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero en el año 2030. Parece que el camino para llegar a ese objetivo se ha acortado y no solo porque cada vez queden menos años, sino porque los datos indican que la Isla está logrando una buena tendencia gracias, principalmente, al aumento de instalaciones de autoconsumo. Así lo afirma la directora insular de Reserva de Biosfera, Irene Estaún que en una ponencia el jueves en el Ateneu de Maó aseguró que «empezamos a sentirnos orgullosos» de que en la actualidad el 31 por ciento de la energía renovable que se consume en la Isla sea procedente de plantas fotovoltaicas de autoconsumo.

En cuanto a la potencia instalada en suelo urbano en 2021 había 4,5 MW y se espera que en 2022 supere los 6,4 solo con los proyectos públicos que ya hay tramitados (las instalaciones en nueve aparcamientos públicos, sumados al del Camí de Ses Vinyes y del Hospital Mateu Orfila), a lo que tendrían que sumarse las ejecuciones a nivel particular y empresas. La meta son 15 MW en el año 2025 y 30 MW en 2030. «Si vamos al ritmo actual llegaremos al objetivo de 2025, aunque son señales, no certezas», asegura Estaún. Los fondos europeos ya contribuyen en la actualidad a dar un empujón para que más gente instale placas solares.

Baterías gestionables

Ahora el Consell quiere dar un paso más y potenciar el modelo de generación eléctrica distribuida a través del fomento de la instalación de baterías gestionables. Además de incrementar el potencial de autoconsumo, permitiría la entrada de agregadores , es decir, agentes que actúan como intermediarios entre los consumidores y los operadores de red con el fin de gestionar los exedentes y maximizar el uso de esta energía renovable. Se trata de un sistema que ya funciona en otros países y que se podría implementar en Menorca como proyecto piloto en España. Es uno de los grandes proyectos que Estaún presentará para optar a los fondos Next Generation. «Estamos hablando de algo mucho más complejo de lo que tenemos ahora, porque habrá miles de generadores de energía».

Uno de los aspectos de los que la Isla no puede sentirse tan orgullosa es de la movilidad eléctrica, que llega «de forma tímida».

En los últimos tres años la red pública de recarga se ha multiplicado, de 2020 a 2021 la demanda ha subido 5.000 kWh. «La progresión es esperanzadora pero más lenta de lo que nos gustaría», admite la directora insular, que asegura estar trabajando también con la consellería de Movilidad para transformar progresivamente la flota de transporte regular de pasajeros. Una prioridad para Estaún «para poder llegar a un 70 por ciento menos de emisiones en 2030».

En cuanto al alumbrado público, hay 1,5 millones de euros adjudicados en 2022 para actuaciones de administraciones locales hacia su transformación.

El Consell gestiona seis grandes líneas de trabajo para optar al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno.

En primer lugar, el Parque de Energías Renovables de Milà, donde convergen varios proyectos en un suelo público que implica la repotenciación del Parque Eólico, que se encuentra al final de su vida útil y requiere de un proyecto nuevo con el cual se quiere multiplicar por tres su potencia. Además de aprovechar las superfícies de los vertederos Milà 1 y 2, impulsar la zona de Biogas en la planta de tratamiento de residuos, una zona para el almacenaje de energía y la línea de ditribución de Milà que conduzca la energía hacia la subestación.

En segundo lugar, impulsar la rehabilitación energética de edificios cuyo objetivo es reducir emisiones por la deficiente construcción de los edificios, una iniciativa que ya se está beneficiando de inversiones europeas a través del programa Regenerate.

El plan de fondos Next Generation pilla a la Administración insular con los deberes hechos, «ahora hay que trabajar bien para que se ejecuten», declara Estaún.