El flujo circulatorio se corta y se desvía por el Carrer Sud. | Josep Bagur Gomila

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En Ciutadella, las obras que se ejecutan en las calles Sor Àgueda y Marquès d’Albranca, para la renovación de instalaciones (redes de alcantarillado, pluviales, agua potable, cañerías y aceras), han obligado a alterar el tráfico en la Contramurada. Desde la semana pasada, la circulación en la principal arteria del casco urbano ha quedado restringida desde el cruce con el Carrer Sud, hasta el de Rafel Oleo i Quadrado, lo que obliga a dar un gran rodeo para regresar a la avenida. Esta modificación del trazado ha pillado por sorpresa a muchos y se ha convertido en tema recurrente de conversación, por los problemas que ocasiona, sobre todo a residentes y comerciantes a ambos lados de la vía.

Aunque en el fondo la mayoría entienden que este tipo de intervenciones son necesarias y conllevarán mejoras para la ciudad, es cierto que mientras se hacen las obras hay molestias. Y la principal queja es la interrupción del flujo circulatorio por la Avinguda Jaume I el Conqueridor, con todo lo que esto implica. «La semana pasada ya tuvimos dos cancelaciones de clientes, porque no pudieron aparcar», lamentaba ayer Ana Jaimez, del Centro de Estética Roisso Beauty, asegurando que «a veces no se puede ni en el aparcamiento junto al cementerio».

Otros comerciantes aseguraban que «con las obras, por la Contramurada pasa mucha menos gente, incluso andando», y que «para venir en coche hay que dar toda la vuelta a Ciutadella, para entrar de nuevo por el Camí de Maó». De hecho, esto ocurrió «incluso el fin de semana, sin que hubiera máquinas» en la Contramurada. «¿Por qué no abrieron el tráfico?», se preguntaba Fernando Saura, desde Cool Young, quien admitía que el mayor problema durante la semana, era «el polvo y el ruido». Algo parecido a lo que señalaba Àngels Quintana, de S’àvia Rita, no sin manifestar que «son cosas que hay que hacer y debemos ser comprensivos y flexibles; serán unos meses de obras y luego tendremos mejor las calles».