Los operarios han desbrozado el acceso al sótano que estaba cubierto de vegetación, y limpiado, en parte, el interior del sótano. | Josep Bagur Gomila

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Andreu Valls fue el primer vecino que habitó en la plaza Miranda. Comerciante y persona destacada en la sociedad mahonesa del siglo XIX, fue uno de los mecenas para la construcción del Teatre Principal, y cónsul de los Países Bajos años antes de que adquiera unos terrenos en la céntrica plaza donde construyó la primera casa documentada de esta zona, que hacía esquina con la calle Sant Sebastià.

Fue un inmueble de grandes dimensiones, perfectamente visible desde el puerto, que además contaba con un semisótano que también tenía ventanas hacia la rada mahonesa. Fue en 1813 cuando Valls pidió permiso a la Universidad para habilitar esta zona inferior a cambio de dejar la calle practicable para el tránsito. De esa    construcción aún pueden apreciarse hoy los restos del inmueble original, mientras que el mirador aparece en cuadros de la época.

En 1915 su entonces propietario, Miguel Florit Mascaró, cedió el solar del sótano al Ayuntamiento para que lo cubriera. De la casa original de Can Valls no queda nada porque sobre ella se construyó el edificio de los sindicatos en 1973, pero del sótano, sí. En los archivos consta que en 1972 el Ayuntamiento    licitó su concesión para construir un restaurante típico menorquín en las cuevas, bajo la vía pública, que quedó desierto.

En los años 90, con las reformas de la plaza, el sótano fue tapiado. Ha sido ahora cuando el actual Consistorio que preside Héctor Pons, ha decidido, como primer paso para su recuperación, proceder a las tareas de desbrozado y limpieza que ya se han llevado parcialmente a cabo.

Una vez se realicen las obras aprobabas para la consolidación de varios tramos del acantilado, se licitará el proyecto para recuperar este enclave con el propósito, en principio, de recuperar la terraza para uso público.

«Hay que definir el tipo de intervención en las cuevas del sótano para evitar que se convierta en un lugar para el botellón», indica el alcalde. Del mismo modo habrá qué plantear cuál será su acceso desde la plaza, pero se dará con la solución para que el mirador vuelva a ser una realidad en el puerto mahonés.