Bolsos, lámparas, colgantes, pendientes y decoración son algunos de los ejemplos de productos que se han confeccionado con redes de pesca desechadas | Josep Bagur Gomila

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PescArt Menorca’ es una exposición de productos artesanales hechos a partir de redes de pesca desechadas. El objetivo de este proyecto piloto es demostrar que estos materiales pueden tener una segunda vida útil con viabilidad comercial como elemento decorativo, complementos, bolsos o lámparas bajo el enfoque de la economía circular. La exposición, que se inauguró el jueves, se ubica en el Centre Artesanal del Claustro de Maó.

La muestra es el resultado del trabajo en equipo de la Alianza Menorca Sin Plástico bajo la dirección de Menorca Preservation, junto a las cofradías de pescadores de la Isla, la Fundación para las Personas con Discapacidad de Menorca y un grupo de artesanos. Cuenta también con el apoyo de la Fundació Foment del Turisme. Además, el resultado de esta iniciativa ha permitido constatar que el 15 por ciento de las redes de pesca puede tener un segundo uso.

En la presentación, la coordinadora de la Alianza Sin Plástico, Marta Pérez, describió como había sido el proceso de creación: «Empezamos con una mesa llena de redes de pesca rechazadas y hemos acabado admirando productos hechos con una gran calidad creativa y artística. Ha sido un trabajo muy emocionante ver la transformación de este residuo en nuevos objetos y creaciones diseñados por las artesanas». También manifestó su voluntad de seguir trabajando en el proyecto para dar salida al mayor número de redes de pesca posibles.

Desde Menorca Preservation explicaron que el proyecto nació en 2019 para identificar «redes fantasma» abandonadas o perdidas en el mar. La sorpresa fue que se encontraron muy pocas, lo que dio a entender que los pescadores de la Isla enviaban estos residuos al vertedero. Se estimó entonces que se tiraban cada año unas 700 redes y así salió la idea de darles una nueva vida útil.

El evento coincide con la clausura de la iniciativa Islas Libres de Plásticos. Menorca (junto a Chipre) fue la isla piloto seleccionada en el Mediterráneo para desarrollar acciones para reducir la generación de residuos plásticos y su vertido en el mar.