La fachada de la calle Santa Clara se levanta a un único nivel y mantendrá la cornisa original. | Josep Bagur Gomila

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Es la casa señorial más antigua de Ciutadella. En una clave de bóveda aparece la fecha de construcción de Cas Baró de 1607, y en 1731 se sometió a algunas reformas. Desde entonces, no se había tocado la cubierta, que se había tenido que reforzar con placas de uralita debido a su estado de deterioro. En el mes de octubre del año pasado empezaron las obras, presupuestadas en 157.438 euros, que dotarán al edificio de una cubierta nueva, se modificará la fachada y se instalará un ascensor en el interior.

Al tratarse de un edificio histórico, Cas Baró tiene protección integral en todo el ala que da a la calle Santa Clara, sí como en la escala, mientras que el resto de la casa tiene protección tipológica y estructural. Por ello, cualquier actuación que se haga tiene que regirse por el Plan especial de protección del Conjunto histórico de Ciutadella (Pepcha), con el fin de mantener la estructura y configuración arquitectónicas originales.

Por un lado, tal y como describe el informe técnico municipal, la reforma consiste en levantar la fachada hasta nivelarla con la otra parte. Hasta ahora, el frontal disponía de dos y tres niveles distintos según el tramo. Todo esto se hará teniendo en cuenta la continuación de la cornisa de remate original, con bloques de marés y en la misma tonalidad de colores ocre-dorados que había. Advierte el informe, que el alzamiento de la fachada provocará la entrada de menos luz a la calle, debido a que es estrecha.

El proyecto, redactado por el despacho del arquitecto Antonio Vivó de Salort, incluye también la demolición y reconstrucción de los forjados y la cubierta de las fachadas que dan a las calles Santa Clara y Sant Climent, manteniendo las mismas pendientes, sistema constructivo y cotas actuales. Aunque se ha intentado conservar el mayor número de tejas, la mayoría tendrán que ser sustituidas ya que se encuentran en un avanzado estado de desgaste.

Por último, el informe arquitectónico, da el visto bueno a la colocación de un ascensor que comunicará la planta baja con los dos pisos, cuya ubicación se ha elegido teniendo en cuenta la distribución de la primera planta, por ser un espacio común o de paso, de poco interés y que tenga la suficiente altura en la segunda planta. Para ello, también ha sido necesario un informe arqueológico preliminar ya que la excavación de la fosa para la caja del ascensor tendrá implicaciones en el subsuelo.

El Baró de Lluriach, José María Olivar Ordis, que ha tenido que abandonar su residencia habitual durante las obras, asegura que era una reforma «de auténtica necesidad para el mantenimiento de la casa», a la que espera poder regresar en mayo.

La fachada de la calle Santa Clara se levanta a un único nivel y mantendrá la cornisa original.