Marina Ochoa es enfermera de profesión. | Gemma Andreu

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Una madre de un adolescente con autismo denuncia que hasta en siete ocasiones durante el último año se le ha anulado la visita de psiquiatría a su hijo en la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil (Ucsmia) de Es Mercadal, sin que se le haga seguimiento ni se controle el motivo de dichas anulaciones. «Es indignante», asegura Marina Ochoa, enfermera de profesión y que ya ha presentado dos reclamaciones ante la Oficina de Atención al Usuario del Área de Salud, «pienso llegar hasta donde sea necesario, a la dirección del IB-Salut en Palma si hace falta, tenemos derecho a una asistencia sanitaria pública y la atención, para los menores en general y para aquellos que tienen dificultades de integración aún más, deja mucho que desear en Menorca», asegura.

La anulación de la consulta se ha producido en siete ocasiones consecutivas y muchas veces «me avisan el mismo día o el día anterior» debido, explica, a las bajas de la facultativa que atiende este servicio, tal y como le han comunicado al suspender las visitas. Al parecer sin que exista un médico que pueda suplir estas ausencias. Marina Ochoa ha solicitado hablar con el jefe del servicio de Psiquiatría «pero ya me han dicho que en persona no me va atender, es un menosprecio para una madre», se lamenta.

Ella es profesional sanitaria en excedencia, enfermera del Hospital Vall d Hebron de Barcelona, y no se explica que se cancelen las visitas «sin un control, porque claro que puede haber reprogramaciones, pero un centro profesional debe tener constancia de la agenda y saber a quién no se le ha atendido y siempre se le está anulando la visita», recalca.

Otro problema, según apunta, es que algunos de estos pacientes, niños y jóvenes que acuden a la unidad de salud mental, tienen pautada algún tipo de medicación, aunque no es el caso de su hijo, quiere dar a conocer también la situación de otras familias.

«Hay niños con trastornos importantes y también les están cancelando las visitas, cada día en la agenda puede haber doce o trece niños que también se están viendo afectados, no solo es mi caso y el de mi hijo», expone esta madre.

Cuando se produce una cancelación, señala, la visita se reprograma «para dentro de uno o dos meses», con el consiguiente perjuicio para el paciente, que ve interrumpido su seguimiento por el psiquiatra, manifiesta Marina Ochoa, quien ya el pasado mes de febrero, cuando sufrieron la sexta cancelación de la consulta en la Ucsmia, acudió a la oficina del paciente para plantear su queja. Este martes tenía la cita por fin, reprogramada tras la última suspensión, pero dos horas antes le llamaron para cancelarla y ayer mismo interpuso una nueva reclamación al Área de Salud. Esta madre recuerda que cada vez que le programan una visita a su hijo, organiza sus actividades y «dejas tus ocupaciones» para acudir al médico con él, desde Maó, donde reside la familia, hasta Es Mercadal, donde está este servicio para niños y adolescentes, para encontrarse que en el mismo día le suspenden dicha consulta de manera reiterada. «Hace un año que mi hijo no es visitado por un profesional debido a las bajas de su médico y el hospital no tiene mecanismos para visibilizar a estos niños, estamos como en un limbo», comenta contrariada.