Los comerciantes y la población en general rechazan el edificio que ya está levantado porque bloquea parte de las vistas a la bahía | Josep Bagur Gomila

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A nadie le gusta hoy lo que ve cuando accede al centro neurálgico de Fornells y observa la calle Gabriel Gelabert y el Passeig Marítim patas arriba, una nueva construcción a medio hacer que amputa parte de la vista a la bahía y dos enormes montañas de arena que deben acabar en el mar. Es el resultado provisional del estado de las obras correspondientes a la segunda fase en la reforma del puerto iniciada en octubre, con una duración prevista de dos años, que provocan intranquilidad y rechazo crecientes a medida que se adivina cuál será su final.

Con la Semana Santa a la vuelta de la esquina, restauradores y comerciantes recelan del futuro inmediato. Tanto ellos como la población en general niegan, principalmente, el nuevo edificio que levanta Ports para sus propias dependencias en el mismo espacio que antes ocupara el restaurante Es Pla, pese a la oposición manifestada desde que se conoció el proyecto. Al menos este se ha modificado eliminando volumen y suprimiendo la cantina que incluía en un principio. Es el gran foco de la discordia que va a provocar una manifestación popular gracias a un sorprendente acuerdo entre el PP, convencido de que el proceso para su justificación legal esta viciado de nulidad,    y la Entesa, de la Junta Local de Fornells, para el próximo 9 de abril.

La oposición a este edificio de servicios, en parte, camufla la trascendencia indudablemente positiva que supone la reforma integral del puerto con una inversión mayúscula que supera los 7 millones de euros. Se trata de una construcción de una sola planta con distintas alturas, de 243,9 metros cuadrados que ocultará la zona de varadero y el espacio dedicado a residuos, y que agrupará otros locales que tiene distribuidos Ports por el núcleo urbano.

Laura Riera, al frente de la Asociación de Comerciantes, resume que «el pueblo está en desacuerdo con lo que se está haciendo, lo que queremos es que la gente que venga pueda ver toda la bahía». Riera asegura que «había otras urgencias, como el espigón, y no levantar este edificio que es del todo innecesario».

Miquel Barber, responsable del emblemático restaurante La Palma, coincide en que esa construcción «sobra, debía ser zona ajardinada y más paseo porque hay suficiente espacio». Barber es comprensivo con las obras «porque todas causan molestias, aunque sí podrían ser más ágiles». Y respecto a la manifestación del día 9, se muestra de acuerdo con ella, «aunque se debería haber hecho antes porque ahora ya no van a tirar lo que está hecho».Lamenta Barber que la obra gane terreno al mar y afirma que convertir la casa del gobernador en otro restuarante, como ha proyectado Ports, «es también innecesario porque ya hay suficiente oferta en el pueblo».

Lali Garriga, del PSOE, presidenta de la Junta Local, precisa sobre la manifestación que deberá ser solicitada por quienes la convocan, ya que no está incluida en la moción que presentaron en la última reunión. «El edificio ya está hecho, si ahora se tuviera que parar o derrocar afectaría a todo el comercio». Garriga recuerda que «también nosotros dijimos que no lo queríamos pero ante la decisión de Ports hemos luchado para que se redujeran los elementos innecesarios como los contenedores o el almacen de la gasolinera».

Las obras, indica, «se tenían que hacer y además el Ayuntamiento ha aprovechado para renovar pluviales y saneamiento».

La llegada de la Semana Santa y la temporada turística son los temas inminentes a abordar con el director general de Ports, Francesc Xavier Ramis. «Nos han asegurado que el paseo será transitable a pie y que las obras pararán el 15 de junio por completo», indican los restauradores. Estos deberán acordar con Ports la fecha en que se reinician.

El apunte

Ametller:«Me duelen las críticas porque parece que todo está mal y no es así»

El alcalde de Es Mercadal, Francesc Ametller, respeta la convocatora de la manifestación contra las obras, «están en su derecho, pero más que la manifestación me duelen las críticas porque desde fuera parece que todo está mal y no es así».

Ametller recuerda que se han destinado muchos recursos a esta obra única, y «hemos conseguido que se modificaran algunas cosas, pero algún partido se ha aprovechado de la situación, cuando lo positivo es la inversión que se hace, y no solo fijarse en el edificio de Ports».

El alcalde sostiene que ante su decisión irrevocable, «pedimos que fuera lo más reducido posible, y se ha modificado».

Ametller comprende, en parte, la intranquilidad y el rechazo actuales «por lo que se ve ahora con esas montañas y todo levantado, pero cuando esté hecho el puerto tendrá los serviciso que necesita». Subraya que «la temporada turística es básica y me comprometí a insistir en que las obras se detengan, como así se va a hacer».