Una mujer sostiene la mascarilla en la mano mientras pasea por Ciutadella | Josep Bagur Gomila

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La retirada de la mascarilla en los centros de trabajo, una decisión de las empresas, se prevé compleja por parte de los servicios de prevención de riesgos laborales. A la espera de conocer el detalle de la normativa que se publicará en el BOE el día 20, especialistas de prevención ya saben que habrá dos elementos básicos a tener en cuenta para decidir si en el interior de una oficina, un almacén o una tienda se prescinde o no del cubrebocas: la ventilación y el trato con el público, si no existen sistemas de protección añadidos como pantallas.

«Ninguna empresa tiene las mismas circunstancias, va a ser complicado determinar en qué momento se tendrá que usar la mascarilla y que los trabajadores lo entiendan y se la pongan», afirma Manuel Pérez, responsable técnico de la firma Imhotep Prevención. Será fundamental, avanza, valorar si el centro de trabajo está bien ventilado o no; si la jornada es al aire libre, en sectores como la construcción o la agricultura, entonces no habrá problema, pero en lugares cerrados las empresas tendrán más difícil decidir. «Habrá que esperar a lo que concrete el BOE pero nosotros en principio somos conservadores, queremos evitar contagios», añade.

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La casuística es amplia y heterogénea, y surgen las dudas. Por ejemplo, en un supermercado, cuando existan mamparas protectoras para separar empleados de clientes podría en principio retirarse la mascarilla, o cuando en determinadas áreas (carnicería o pescadería) hay distancia, un mostrador por en medio, pero en las cajas ya la decisión es más delicada, apunta Pérez. «En una caja si no hay un sistema de protección como una pantalla tal vez sí tendrían que usar mascarilla», asegura. Lo mismo sucede si en un despacho las mesas están demasiado próximas o no se puede ventilar bien. La restauración es un espacio en el que se dan contradicciones en el uso de la mascarilla, también en el momento actual. «Los camareros al servir se acercan a la gente, pero si están en exterior en teoría no debería ser obligatoria» y en los interiores, de nuevo habrá que analizar cada caso, el espacio disponible y la calidad del aire del establecimiento.

Lo peor que podría pasar, añade este experto en riesgos laborales, es que al final se obvien las recomendaciones y haya personas que se desprendan de la mascarilla en cualquier circunstancia, «porque puede haber momentos en los que sí la tenga que usar y otros que no, dependiendo de la situación pero en el mismo centro de trabajo».

Las mascarillas, recuerda el responsable técnico de Imhotep Prevención, «han demostrado su eficacia para evitar los contagios durante toda la pandemia».