Vista del acceso al centro histórico de Maó y del cartel que advierte del acceso restringido | Gemma Andreu

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Los vecinos del centro histórico de Maó celebran la medida de restringir el acceso de los vehículos al casco antiguo de la ciudad y la vigilancia mediante cámaras en los puntos clave, la Plaça Esplanada y las calles Sant Jordi y Sa Lluna. Con una nueva junta directiva, su presidente, Daniel Pons, asegura que los residentes han ganado «muchísima tranquilidad con la reducción de la entrada de miles de coches» y notan asimismo la mayor facilidad para aparcar cerca de sus casas.

El apoyo al acceso limitado a vehículos autorizados y al sistema de cámaras puesto en marcha por el Ayuntamiento es claro por parte de la entidad, «la pacificación del tráfico en el centro era una vieja reivindicación», afirma Pons, vecino desde hace alrededor de 25 años de una de las vías con más tránsito del centro, el Cós de Gràcia. Opina que el colectivo de comerciantes «era inicialmente más reacio pero creo que ahora han visto que es mejor». Se refiere Pons a la prioridad para el peatón y a los espacios que ha ido ganando para disfrutar de las calles céntricas de Maó. Y añade que muchos de los coches que antes entraban al casco histórico «solo daban vueltas para buscar aparcamiento».

Los datos ofrecidos por el Ayuntamiento indican que de los 15.000 vehículos que circulaban cada día por la Esplanada ahora apenas superan los tres mil. Hay 3.817 vehículos autorizados, entre residentes, empresas, personas con movilidad reducida y familiares, así como vehículos de emergencia, limpieza y servicios. Este primer balance ha sido recibido por la asociación vecinal del Centre Històric con satisfacción.

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Pero el objetivo de pacificar el tráfico no es desde luego el único de la asociación, que desde hace años lo que persigue es que la vida en el centro de Maó sea atractiva para nuevos residentes.

«Queremos que más gente vuelva y viva en el centro histórico, que este no sea solo un escaparate», asegura el nuevo presidente, quien añade entre sus inquietudes la necesidad de aumentar el número de asociados y que la entidad se revitalice con personas jóvenes. De ahí que la junta piense en dinamizar su presencia en las redes sociales, el principal canal de comunicación con las generaciones digitales.

La asociación, que abarca el corazón de Maó con calles como Ses Moreres, Bastió, S’Arravaleta, Sant Roc o Isabel II, y plazas tan concurridas y atractivas para los visitantes como Colon, Conquesta, Espanya, del Carme, Reial o del Príncep, quiere tener una comunicación abierta y constante con el Ayuntamiento, conscientes los vecinos de que cualquier actividad que se organiza, y más durante la temporada alta, tiene un efecto directo en su día a día.

«El centro es muy bonito pero los inconvenientes son que hay actividades, mercados, fiestas y eso supone cierre de calles y todo eso nos afecta», explica Pons. Además, la apertura en los últimos años de hoteles boutique ha hecho que cada vez más turistas recorran sus calles; también algunos acaban comprado casas y lo revitalizan, «no viven todo el año, pero es positivo que se rehabiliten viviendas», apunta el presidente de la asociación, quien en su agenda tiene previsto la organización de algún tipo de jornada o charlas de urbanismo para intercambiar ideas con centros históricos de otras ciudades.