El PSM busca el relevo que cubra el vacío que deja la marcha de Joana Gomila. | JOSEP BAGUR GOMILA

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El movimiento ecosoberanista de Menorca de los últimos años tiene un claro epicentro: Ciutadella. El que en su día fue el granero de votos del PP se ha transformado en el bastión del PSM-Més per Menorca. Y es que el Ayuntamiento de Ciutadella es la mayor institución que presiden. El municipio aportó a Més en las últimas elecciones al Consell 2.855 votos, es decir el 41 por ciento de los sufragios que obtuvo en toda Menorca. Y además de allí, y concretamente de la política local, han salido algunos de sus principales dirigentes tanto del pasado reciente, como Nel Martí o Maite Salord, como de la actualidad y del futuro inmediato, como el conseller Josep Juaneda y la alcaldesa Joana Gomila, ambos en las listas de Més para las elecciones de 2023.

La alcaldesa ha anunciado esta semana que tras 16 años en el Ayuntamiento quiere dar el salto a la política autonómica, y que concurrirá de número dos en la lista de Més al Parlament, encabezada por Josep Castells. Gomila dejará en poco más de un año el Ayuntamiento, tras ocho años de alcaldesa y otros ocho como concejala, seis de ellos en la oposición.

A los militantes del PSM de Ciutadella la noticia no les ha cogido por sorpresa, ya que Gomila anunció sus intenciones en la asamblea celebrada en abril. El partido ahora «busca un equipo de gente que tenga ganas de trabajar y algunos concejales ya han manifestado que les gustaría seguir» asegura el coordinador del PSM, Oriol Baradad, que avanza que de momento no hay un calendario que marque los tiempos. En principio no habrá primarias: «Queremos formar un equipo y después ya se acordará la posición de cada uno». La alcaldesa insiste en esta idea: «Tener un gran equipo que proponga soluciones para mejorar la ciudad, que trabaje cohesionado y tenga empatía es fundamental. Si pones un buen cabeza de cartel pero el equipo es desastroso no va a funcionar», resume.

Pese a todo a nadie se le escapa la importancia del número uno. Las miradas están puestas en los actuales concejales, de los cuales José López y Laura Anglada cumplen ocho años, que    es el límite que marcan los estatutos del PSM, pero la asamblea puede aprobar excepciones. Otros como Damià Moll, que también va a la candidatura del Parlament, ya se ha descartado para la lista municipal. Una opción también puede ser recuperar algún peso pesado del pasado reciente, como Nel Martí o Maite Salord, algo que se presume difícil, ya que ambos han dejado recientemente la política institucional. Pero nunca se sabe. No sería la primera repesca. Lo que es seguro, comentan, desde el PSM, es que «habrá caras nuevas».

Lo que sí parece claro es que van a presentar su marca original, la del PSM, aunque no se descarta apostar por la de Més, pero ya se sabe cuando las cosas funcionan, mejor no cambiar. Lo que no harán es aliarse con otras formaciones, como se ha hecho en el resto de municipios con las agrupaciones de electores.

El panorama que se le abre a Ciutadella en general y al PSM en particular es incierto. El municipio en poco más de un año deberá elegir su decimotercer alcalde. Los ecosoberanistas, tras ocho años con la vara de mando, parten con ventaja, al menos si se tiene en cuenta la evolución del voto. El PSM en las primeras elecciones de 1979, cosechó en Ciutadella el 29 por ciento de los votos válidos. A partir de 1987 fue a menos y hasta el 2003 se tuvo que conformar con un 11-12 ciento. En 2007, con Maite Salord, aumentó al 15 por ciento y en 2011, con Joana Gomila, prácticamente igualó al PSOE, con el 19 por ciento. En 2015 logró el sorpasso tanto a los socialistas como al PP y fue la fuerza más votada, con el 27,7 por ciento de los sufragios y seis concejales; y en 2019 aumentó la diferencia y logró el séptimo regidor.

Joana Gomila explica –en su opinión–, la clave de este éxito: «En el PSM nos dimos cuenta que nos debíamos abrir, ser un partido vivo y que haya gente joven dispuesta a mejorar la ciudad. Veníamos de años duros, con los gobiernos de Brondo, y lo que intentamos transmitir es que no estaríamos abonados en la crispación, que haríamos una gestión honrada del dinero público, seríamos cercanos y trataríamos de resolver los problemas de la ciudad».

¿Y ahora qué?

A falta de un año para las elecciones municipales, y sin el máximo exponente del PSM en Ciutadella, todo está abierto. Frente a los ecosoberanistas no solo estará un PP que busca recuperar el poder de Ciutadella, sino que también le espera un PSOE. Ambos confían que la marcha de Gomila les pueda reportar algún beneficio y recuperar el terreno perdido en los últimos años. Una liga aparte juegan Unidas Podemos y Ciudadanos, cuyas marcas cotizan a la baja y tendrán difícil mantener los dos concejales que tiene cada formación. Y después está Vox que nadie sabe si puede dar la sorpresa, absorber votos del desaparecido UPCM y entrar en el Ayuntamiento. Al final mucho dependerá, al margen de la importancia del equipo, de los cabezas de lista que    los partidos acaben presentando.