La alcaldesa de Sant Lluís, Carol Marqués, y el edil Joan Pons, en el nuevo espacio habilitado en Punta Prima

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El turismo sobre ruedas gana espacio en Menorca a cuentagotas, a un ritmo muy inferior si se compara con el gran aumento de usuarios de autocaravanas, caravanas y furgonetas camperizadas que se está registrando en los últimos años y que está llevando a la administración a analizar en profundidad la necesidad de habilitar más zonas de servicio, aumentar el control de las pernoctas en lugares prohibidos e incluso la de establecer limitaciones a la entrada de este tipo de vehículos en la Isla. El Ayuntamiento de Sant Lluís ha inaugurado esta semana un nuevo espacio de estacionamiento y servicio para estas casas rodantes que generan controversia. Ha habilitado en el aparcamiento de Punta Prima dos plazas para vaciado de aguas grises y negras y carga de agua potable y otras siete plazas de aparcamiento en la que los usuarios pueden permanecer y acampar hasta 72 horas (48 horas en julio y agosto).

Responde el equipo de gobierno de Sant Lluís, como ya hiciera el ayuntamiento de Es Mercadal en 2015 y el de Ciutadella el año pasado,  a la demanda de las asociaciones de usuarios de Menorca, que en estos momentos cuentan con solo seis puntos en los que se ofrece servicios, aunque únicamente dos están pensados para pernoctar y buena parte son privados y solo para descargar aguas sucias y cargar agua potable. Esas pocas áreas habilitadas contrastan no obstante con la isla vecina, donde en estos momentos hay una sola zona de servicio, aunque el Consell de Mallorca se ha comprometido a promover la habilitación de más espacios de la mano de los ayuntamientos, los verdaderos competentes en la materia.

El presidente de la asociación Autocaravaning Club de Menorca, Ernesto Cloquells, lleva años intentando convencer a las administraciones locales de la necesidad de habilitar más áreas de servicio para un tipo de vehículos que está viviendo un auténtico ‘boom’ en los últimos años: «El mercado está desbocado», advierte, no sin antes reconocer las dificultades que los    municipios tienen para encontrar lugares públicos adecuados. Explica que está en conversaciones con otros como Es Castell y Alaior para asesorar en la apertura de estos espacios que pueden ayudar a reducir las malas prácticas de algunos usuarios: «En todo colectivo hay personas que lo hacen mal».

Desde el Consell están elaborando un estudio sobre las ventajas y desventajas de este tipo de turismo, analizando el marco normativo y competencial y reuniéndose tanto con asociaciones de usuarios como con detractores. El conseller de Economía y Territorio, Josep Pastrana, aclara en primer lugar que el Consell no es competente ni para controlar las pernoctas en zonas prohibidas, «como el suelo rústico, que es responsabilidad del Seprona», ni para habilitar espacios, lo que depende de los ayuntamientos.

No obstante, defiende –y así lo expondrá previsiblemente en la próxima Junta de Alcaldes–   la necesidad de «enfocar el tema de una forma global, con una visión de isla». Quiere debatir con los consistorios y llevar a cabo un papel de coordinación, también con las fuerzas de seguridad. En ese sentido recuerda que el PTI y las normativas superiores «señalan a que no pueden pernoctar en zonas de suelo rústico». Incluso se plantea la posibilidad de reclamar normativamente una limitación de la entrada de autocaravanas en la Isla, donde, a modo de ejemplo del apogeo de este tipo de vehículos, las dos primeras empresas de alquiler de estos vehículos se inscribieron en 2016 y ya son cerca de una decena.

El Consell se plantea la necesidad de poner límites a su entrada en la Isla

El Consell está analizando normativa y competencialmente la práctica creciente del autocaravaning y entre los planteamientos que expondrá a los alcaldes en la próxima reunión con las corporaciones locales será el de abordar una visión de isla, coordinarse con fuerzas del orden para las pernoctas en zonas prohibidas e incluso el de reclamar una limitación en la entrada de este tipo de vehículos a Menorca.