Obelisco de la Explanada de Maó. | Josep Bagur Gomila

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El vicepresidente del Govern, Juan Pedro Yllanes, ha remitido un escrito oficial a la ministra de Defensa, Margarita Robles, reclamando el desmantelamiento del obelisco de la Plaça Esplanada de Maó. Es la primera respuesta institucional que recibe la ministra socialista después de que defendiera ante el Senado a finales del mes de mayo que el monumento de origen franquista cumple con la legalidad vigente y que por ende no va a ser derribado. Se adelanta así Yllanes al Consell y al Ayuntamiento de Maó, ambos en manos socialistas, que desde las polémicas declaraciones de Robles no han hecho publico ningún posicionamiento oficial.

En la carta a la ministra a la que ha tenido acceso este diario, el número dos del Govern (Unidas Podemos) y conseller de Transición Energética, Sectores Productivos y Memoria Democrática, defiende que el obeslisco, erigido por la dictadura franquista en junio del año 1939 «no tiene resignificación posible». En el año 2009, en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica aprobada por el Gobierno Zapatero dos años antes, se retiró la inscripción y el escudo franquista, sin embargo, Yllanes defiende que «no se trata de un edificio al que se le puede quitar un escudo franquista para seguir dándole un uso. Es un símbolo en sí mismo, levantado con el objetivo de glorificar una victoria del fascismo sobre la democracia».

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El escrito defiende que «la solución es desmontarlo» y sostiene que esa fue la conclusión a la que llegó el Parlament cuando aprobó con una amplísima mayoría la Ley 2/2018 de memoria y reconocimiento democrático de Balears, en la que se acuerda eliminar toda la simbología franquista de las Islas. «Pocos símbolos franquistas tenemos en Balears mayores al de la Explanada de Maó, tengan una placa que diga esto o aquello», enfatiza el vicepresidente.

Yllanes se dirige a    la ministra en nombre del Govern «con la esperanza de llegar a un entendimiento» y como parte de su argumentación recuerda que fueron presos republicanos los que sirvieron de mano de obra forzosa para levantar «piedra a piedra un recordatorio de quién mandaba», así como que el régimen franquista arrancó piedras de monumentos megalíticos que ahora están intentando ser declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

En el escrito subraya que «el franquismo quiso erigir un símbolo de su victoria sobre la República» que levantó esas piedras «utilizando a partes iguales el desprecio y la brutalidad. No bastaron con los centenares de asesinados, quisieron que quedara evidencia de su dominio total con la omnipresencia del enorme monumento». La carta concluye con un mensaje directo a Robles: «Ayúdenos, ministra, a respetar nuestros derechos facilitando el desmonte del monumento. Ayúdenos a construir uno diferente que no contenga piedras manchadas de sangre y de temor».