La huelga de Ryanair provocó el retraso en el vuelo, y junto a los posteriores incidentes, se acabó cancelando. | Paco Sturla

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Quedar tirado en un aeropuerto no sale nunca barato. Y más aún si pasa en julio, en Menorca y en uno de los veranos con más turistas de la historia, y por tanto con pocas camas de hotel disponible. Es lo que le ha pasado a 180 pasajeros del vuelo de Ryanair, con destino a Málaga, que este sábado vieron que su vuelo, que tenía que despegar a las 15.25 horas de la tarde, al final no salió hasta las 9.30 horas de este domingo.

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En palabras del capitán del vuelo, cuando daba explicaciones y se disculpaba con los pasajeros fue un «día caótico» para la tripulación y sobre todo por los pasajeros. Primero tuvieron que esperar varias horas para embarcar en el avión. Después padecieron la falta de controladores aéreos en el aeropuerto de Menorca que hizo que cuando estaban en el avión, poco antes de las 20 horas, no pudieran despegar ya que el único controlador operativo (ya que otros dos estaban de baja) estaba en la hora de descanso que marca la ley. Después, a las 20.20 horas estalló el incidente con uno de los pasajeros, con intervención de la Guardia Civil incluida como ya ha relatado este diario. Y por si no no era poco, añadir que la normativa obliga a la tripulación a descansar 14 horas después de empezar su jornada. Al final se acabó perdiendo el slot del vuelo y no hubo más alternativa que cancelarlo.

Los pasajeros, tras presenciar como la Guardia Civil reducía al hombre que intentó abrir la puerta de emergencia y posteriormente sacarlo del avión, desfilaron de nuevo hacia la terminal. Una vez allí, se tuvieron que espabilar para conseguir un taxi y buscar un alojamiento, ya que según denuncian algunos testigos, Ryanair se lavó las manos. Algunos, optaron directamente por dormir en el aeropuerto, otros en buscar algún hotel con camas disponibles. Esta segunda opción es la que escogió una pareja de pasajeros de Málaga, Miguel e Inmaculada, que había llegado a Menorca el 28 de junio y tenía que regresar a su casa el sábado. Pero la aventura, además de tortuosa, le salió cara. Al final encontraron una habitación doble en un hotel de Punta Prima. El precio, 580 euros la noche, con desayuno incluido, que no pudieron aprovecharlo porque a primera hora de la mañana ya tuvieron que marchar al aeropuerto, para coger ahora sí el avión que les debía llevar a Málaga.