Construcción de un edificio plurifamiliar en el puerto de Maó. | Gemma Andreu

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La fortaleza que ha mostrado la construcción durante la primera mitad de año va a continuar en la segunda, según interpreta Miguel Ángel Sicilia, presidente del colegio de aparejadores. Hay factores externos que pueden incidir en un cambio de tendencia y que suele manifestarse tras las vacaciones de agosto. El síndrome postvacacional o el clásico otoño caliente podrían marcar un punto de inflexión.

No se espera, no obstante, a la vista del volumen de trabajo en manos de los constructores. «Si el nivel de promotores de alto poder adquisitivo aguanta la inversión que está realizando, el sector mantendrá el ritmo de trabajo, aún no se ha tocado techo», asegura.

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Descarta que el factor moda intervenga en este campo, «lo que ocurre es que Menorca sigue siendo una opción más barata que Mallorca y Eivissa. Un chalé se está construyendo aquí por presupuestos de entre 600.000 y 700.000 euros de media, en Eivissa hablaríamos de tres o cuatro millones. Son mercados diferentes y Menorca está un escalón por debajo», explica.

Inflación

El aumento de precios es una amenaza que, en su opinión, empieza a estar más controlada. «El cliente potente no se ve afectado por la inflación» que, en el caso de Menorca está siendo amortiguada en el ámbito de la construcción por el capital extranjero, para el que Menorca «sigue siendo interesante. No descarto que si se diera la tormenta perfecta de inflación, precios de materiales y energía, problemas de personal, incertidumbre por una guerra que se enquista, cambio de hábitos sociales u otros elementos, suframos un bache, pero no se atisba crisis», agrega Sicilia.

El ritmo de la construcción en Menorca contrasta con el de Mallorca, donde los aparejadores han constatado un descenso del 24,2 por ciento de las obras en ejecución en el primer semestre del año. Sin embargo, las unifamiliares muestran la misma tendencia de ascenso que en Menorca, se construyen un 4,5 por ciento más, mientras que las plurifamiliares, que bajan un 40,8 por ciento, son las que arrastran en caída la estadística en la isla vecina.