Numerosos carteles anuncian en la puerta que es obligatoria la cita previa.

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«Antes venías a las oficinas sacabas número, esperabas con paciencia y te atendían. Ahora o te entiendes con el ordenador para conseguir cita previa o te desesperas. Menos mal que mi hijo me ha conseguido hora para hoy, a ver si tengo suerte». Ese era el relato de una señora que esperaba para entrar en las oficinas de la Seguridad Social en la plaza de la Biosfera de Maó.

La cita previa a través de la web oficial, el trámite telemático o el teléfono son las únicas vías de acceso a las gestiones con este organismo. Estas son numerosas y variadas, van desde la solicitud de pensiones por jubilación o certificado de la pensión para operaciones como la firma de una hipoteca, prestaciones por nacimientos u otros motivos familiares hasta la solicitud del ingreso mínimo vital.
El sistema para la obtención de cita por internet se abre cada día a las siete de la mañana y cubre una semana de plazo. Desde la Seguridad Social recomiendan la primera hora del día para conseguir hora presencial o consulta telefónica, a media mañana resulta imposible, aparece el mensaje «lo sentimos, no hay disponibilidad en estos momentos. Por favor, revise el mensaje de pantalla». Ese mensaje es parecido, ofrece la opción telemática, que no incluye pedir cita.

La opción telefónica, a través del número que aparece en la web, es aparentemente más sencilla, pero requiere más tiempo y paciencia porque «todas las líneas están ocupadas», según reitera el contestador al otro lado del teléfono.

Los usuarios se van acostumbrando, pero no cesan las quejas, particularmente entre los mayores, menos habituados a la informática, y cuantos han de acudir eventualmente a este organismo sin experiencia previa, que son la mayoría.

La directora insular de la Administración General del Estado, Isabel López Manchón, señala que las quejas fueron frecuentes durante la pandemia, ahora no le constan. Admite que al ser verano es probable que haya personal de vacaciones y ello redunde en más demora de la habitual.

Una veintena de citas diarias

Una sola persona atendía presencialmente esa jornada a los usuarios que acudían con hora confirmada. Cada día se dan una veintena de citas, aunque otro funcionario atiende las consultas telefónicas, que también requieren cita previa por la misma vía, por lo que no se produce un atasco excesivo en la gestión.

Ha habido casos de urgencia muy justificados o apremiantes para los que se ha procurado atención sin cita previa. Son pocos y cada vez serán menos.