Ciutadella (en la imagen Es Pla) es el municipio con más negocios de restauración, 466 establecimientos. | Josep Bagur Gomila

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La oferta de bares y restaurantes está viviendo un ‘boom’ sin precedentes estadísticos en la Isla. Ni siquiera en los años de bonanza turística previos a la pandemia se había registrado un ritmo de creación de negocios en el sector tan fuerte como el que se revela en 2022. Según datos actualizados del departamento de Ordenación Turística del Consell, el número de establecimientos de alta ya se sitúa en 1.371, con un aforo conjunto para casi 85.000 personas. Uno de los sectores que más alzó la voz para pedir auxilio por los efectos económicos de las restricciones de la covid está mostrando ahora muy buena salud.

Desde principios de 2021 hasta la actualidad se han sumado al negocio de la restauración (legalmente dividido en tres tipologías, bares-cafetería, cafeterías y restaurantes) un total de 88 locales, lo que supone un crecimiento del 6,8 por ciento en apenas un año y medio. Ese registro de 1.371 establecimientos es en comparación con el año 2019, el previo a la pandemia, un 9,8 por ciento superior (123 más). Ese ritmo de crecimiento –que prácticamente quedó paralizado durante la pandemia– se ha acelerado después muy significativamente.

La comparación con la evolución en los años previos a la pandemia es elocuente. En los cinco años que van desde 2014 hasta 2019 se habían dado de alta una media anual de poco más de 18 restauradores. Eso es un 1,5 por ciento de crecimiento al año. En estas líneas se habla del cómputo global de altas y bajas. Puede que hayan cerrado establecimientos, pero son muchos más los que han abierto. Además, en ningún ejercicio –ni en el de más restricciones por la pandemia–, ese cálculo ha llegado a saldarse con un resultado negativo.

El músculo de la oferta de restauración se ha fortalecido mucho en el último año, pero antes de la pandemia ya venía creciendo sostenidamente. Si vamos al primer año al que se remontan las estadísticas del registro oficial que publica el Consell, 2014, se puede observar con claridad hasta qué punto Menorca ha atraído al negocio de la restauración de un tiempo a esta parte. Entonces había 1.157 bares, cafeterías y restaurantes que sumaban 66.171 plazas. En solo ocho años, la oferta de establecimientos ha crecido un 18,5 por ciento, hay en número de locales 214 más de cualquier tipología y el aforo conjunto ha aumentado un 28,3 por ciento. Hay 18.747 plazas más para dar servicio a turistas y residentes. Esas 84.918 plazas totales suponen prácticamente la misma capacidad que reúnen todas las tipologías de la oferta de alojamiento turístico, eso sí, sin contar las plazas de alquiler ilegal.

Más bares tras la covid

Afinando en la evolución de las tipologías de establecimiento, hay que concluir que ha sido dispar. La oferta más abundante en la Isla es la de restaurantes (también dentro de hoteles). Hay 570, 46 más que en el año previo a la pandemia, lo que representa un crecimiento del 8,7 por ciento. La siguiente tipología son los bares (legalmente bares-cafetería), con 556 locales, pero van ganado terreno. Han abierto 77 más desde la pandemia, un incremento de del 16 por ciento. La última categoría, la de cafeterías, se ha quedado prácticamente igual, de 245 en 2019 a 244 en 2022.

En cuanto a la distribución de la oferta entre los municipios de la Isla,    por razones obvias –más habitantes y más plazas turísticas– Ciutadella sigue liderando el listado municipal de abundancia de negocios de la restauración. Concentra más de un tercio de la oferta insular, 466 establecimientos. Maó le sigue de cerca y acortando distancias tras la pandemia (363 locales de todas las tipología). Además la de Llevant, con una oferta más enfocada al residente, es la ciudad con más bares, aunque de media de menores dimensiones que los de Ponent.

No obstante, el ranking de locales de restauración por habitante no lo encabeza ni Maó ni Ciutadella, sino claramente Es Mercadal. Las numerosas zonas turísticas con que cuenta el término municipal y probablemente su ubicación en el centro insular hace que la ratio sea sorprendente, de un establecimiento por cada 39 habitantes. La media insular es de uno por cada 70 habitantes.