Un camión del servicio de recogida de basuras de Maó, en una imagen de archivo. | Gemma Andreu

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La Policía Local de Maó y la empresa concesionaria del servicio de limpieza viaria, FCC, han recibido órdenes de ponerse en guardia para vigilar y dar aviso inmediato a las autoridades si encuentran indicios en la vía pública de malas prácticas en la gestión de los residuos de animales muertos. Y ya los han detectado. Los investigadores del caso desvelado por este diario ya saben que -no solamente en los últimos días- los operarios que recogen la basura se están encontrando con la llamativa presencia de una considerable cantidad de restos principalmente cárnicos en contenedores urbanos.

Ya sea por desconocimiento de la correcta gestión de los despojos de animales muertos y cadáveres de mascotas, que en todo caso deberían ser enviados a la planta de Milà para su incineración, o por la deliberada intención de ahorrarse los elevados costes de la misma, todo indica que la práctica de tirar los restos de animales a la basura común está extendida. Las evidencias de mala praxis no se centran en los domicilios, sino en empresas que trabajan con cantidades importantes de este tipo de residuos como carnicerías y supermercados que no están haciendo lo correcto.

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La llegada a Milà de restos de animales en bolsas de basura -la conocida como fracción resto- también ha sido obviamente detectada en las instalaciones del Área de Gestión de Residuos y al parecer no es algo reciente, sino que viene produciéndose desde hace muchos meses. Incluso se sospecha que la entrada de despojos fuera del cauce que establece la normativa aumenta notablemente cada vez que se aplican las obligadas revisiones al alza del precio de la incineración, marcadas en el contrato de la concesión del servicio público a la UTE Es Milà, formada por Prezero España y Adalmo.

La entrada irregular de restos de animales a Milà por la vía de los contenedores de basura de la vía pública es una de las dos principales hipótesis que se barajan en la investigación del caso, en el que cabe recordar que ya está trabajando el Servicio para la Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. Lo que está prácticamente descartado es que la presencia de animales en el vertedero, atestiguada por imágenes tomadas a finales de agosto, sea producto de una mala praxis deliberada de la empresa gestora del recinto, más allá de que se han detectado fallos en el control y vigilancia.

Solo explica una parte

Sin menoscabo de todo lo expuesto anteriormente, cabe subrayar que esta vía de entrada de restos de animales muertos al vertedero difícilmente explicaría el enorme descenso registrado en los últimos meses en la cantidad de residuos que se envían para la preceptiva incineración. Estamos hablando de toneladas y toneladas de residuos que apuntan a grandes generadores de subproducto de sacrificio, entre los que obviamente destacan los mataderos, y en particular el de Maó, de donde proceden los restos revelados por las imágenes a las que ha tenido acceso este diario.