Vista parcial de la playa de Cala Mitjana un día de mediados de julio de este año con un nivel de ocupación que se ha repetido con frecuencia a lo largo del verano | Josep Bagur Gomila

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La aglomeración de vehículos molesta en verano en todas partes, para dos de cada tres menorquines es el principal problema. En Eivissa aún tiene más incidencia, lo citan como primera preocupación el 72 por ciento de los encuestados en un trabajo demoscópico realizado por el IBES dirigido a identificar los problemas de las Islas durante la temporada turística.

También es causa de la mayor molestia que padecen los vecinos de los pueblos de Mallorca, pero en Palma son menos de la mitad de los encuestados quienes lo apuntan como preocupación. En ese territorio aparece en cabeza la aglomeración de turistas por las calles, al que contribuyen los cruceristas, un problema al que se ha intentado poner coto con la limitación de escalas diarias en el puerto de Palma y que en Menorca y Eivissa tiene una incidencia menos relevante.

Los menorquines aparecen como los más sensibles en cinco de los 21 indicadores que maneja la encuesta para calibrar las variables más negativas de la temporada turística.

Sin ningún género de dudas, la «masificación de coches en núcleos urbanos» y la «masificación de turistas en la calle», términos en los que se plantea la encuesta, son señalados por dos terceras partes de los consultados y a razonable distancia de las siguientes inquietudes, aparece a continuación la saturación en los aparcamientos, un indicador estrechamente relacionado con los anteriores.

En Menorca preocupan más que en el resto de territorios las consecuencias derivadas del turismo de masas como el deterioro del entorno natural, la saturación de la red viaria y la suciedad en las playas.

Se muestra más sensible en estas cuestiones, propias de una mayor conciencia ambiental y de la condición de reserva de la biosfera, que con el aumento de los precios energéticos y de los productos y servicios básicos. Estos procupan menos que la media balear, al igual que el precio de la gasolina, pero inquieta un poco más que el promedio el precio del gas y la electricidad.

La inflación y consiguiente escalada de precios aparecen señalados por los menorquines consultados a partir del séptimo lugar en el listado de principales problemas, mientras que en Eivissa es el tercero y en la Part Forana de Mallorca, el cuarto.     

Sobre el resto de variables contempladas en la encuesta, las incomodidades provocadas por la afluencia turística son menores. La acumulación de basuras, el exceso de ruido, la falta de taxis, el deficiente servicio en la hostelería y la saturación de los servicios sanitarios son las más identificadas, las citan uno de cada tres o de cada cuatro o cinco personas encuestadas en Menorca.

El resto de derivadas de la aglomeración humana registrada durante los meses de verano son en general bien absorbidas por la sociedad menorquina, ajena al turismo de excesos que sufren las otras islas en razón de una demanda más vinculada a su producto turístico.

El incremento de la inseguridad ciudadana, que suele asociarse a las aglomeraciones, es señalado sobre todo por los ibicencos, lo apuntan uno de cada cuatro. En Menorca solo uno de cada diez ciudadanos lo cita como problema a tener en cuenta, tantos como en Palma.         

El tamaño importa

De los resultados del trabajo de calle realizado por el IBES se deduce que la percepción de los problemas es inversamente proporcional al tamaño de los territorios respectivos.  En más de la mitad de los indicadores, es Eivissa la isla que encabeza el porcentaje de quejas, incluido el «cierre de algunos chiringuitos». También destaca en las Pitïuses la saturación de los servicios sanitarios

Mallorca, por el contrario, es la isla que mejor encaja los problemas o donde menos son advertidos por sus ciudadanos.   Ni en la capital ni en la Part Forana superan el 60 por ciento en ninguno de los indicadores planteados en la encuesta. Solo la masificación en las calles supera el 50 por ciento de las respuestas obtenidas en Palma, el resto está por debajo. En la urbe se nota más el problema de la saturación de los transportes públicos.   

En el resto de la isla la percepción de masificación es más próxima a la sensibilidad que manifiestan Menorca y Eivissa al compartir una mayor valoración de los aspectos relacionados con la degradación del entorno natural. También son más conscientes del deterioro de servicios públicos por la gran afluencia de visitantes estivales.