Nuevas imágenes de restos de matadero en el vertedero de Milà atestiguan que es una práctica extendida.

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El Consell insular y el ente público dependiente Consorci de Residuos i Energia han centrado todas sus investigaciones sobre la presencia de residuos de animales en el vertedero de Milà en las fotografías que este diario publicó el pasado 17 de septiembre, y que han motivado la elaboración de tres informes y el compromiso plenario de remitir el caso a la Fiscalía de Medio Ambiente.

En sus conclusiones los informes llegan a poner en duda que las fotografías demuestren el volcado de este tipo de residuos a las celdas de Milà y dan a entender que el irregular entierro de este tipo de residuos de riesgo que debían ser incinerados es, de confirmarse, algo puntual. Las propias memorias del Consorci de Residus i Energia –ese dato se pasa por alto en los informes– revelan que entre abril y junio de 2018 se volcaron hasta 112,22 toneladas de restos de matadero que por llegar mezclados son material específico de riesgo, lo que ya da –como mínimo– para sospechar que esta práctica no es tan puntual ni anecdótica.

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Por añadidura este diario recibió en la noche del domingo nuevas pruebas gráficas de la presencia de restos de matadero en el vertedero. La más clara es un vídeo en el que se pueden observar dos calaveras de vaca junto al resto de la basura en el vertedero. Sin que se pueda comprobar la identificación de las mismas (no se les ve el crótalo, probablemente caído cuando se descompuso la oreja en la que iba sujeto), sí es fácilmente reconocible la forma de cráneos bovinos.

Asimismo, entre las fotografías a las que tuvo acceso este diario para denunciar el tema hace ya 38 días hay más fotografías –no publicadas por no tener tanta calidad– que muestran más restos de animales como cabezas de vaca con un identificador que no se puede leer bien, otra saca de vísceras de las que ha venido utilizando el matadero de Maó para enviar los subproductos de sacrificio para su supuesta incineración en Milà e incluso vísceras esparcidas entre la basura de las que resulta difícil intuir su procedencia. En una de las fotografías también se observa lo que expertos en la materia identifican como cerdo negro de grandes dimensiones deformado por el estado de descomposición en el que se encuentra.