Una de las protestas llevadas a cabo en el Mercat del Peix de Ciutadella el invierno pasado ante los recortes de Bruselas.

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Joan Mercant, responsable de Pesca en Balears, confía en que tras la negociación que se desarrolla en Bruselas la reducción adicional de días no sea tan drástica y elevada, «al menos que sea la mitad, no tres semanas». El director general afirma que deberían articularse ayudas y subvenciones para el sector pesquero «si les obligan a parar más». Con este horizonte incierto, son muchos los que avanzan su retiro de un trabajo duro como la pesca, manifiesta Mercant, quien recuerda asimismo que estos negocios suelen ser familiares y un recorte adicional los aboca «al colapso, se resienten mucho».

En este sentido, el patrón mayor de Ciutadella, Xavier Marquès, señala que afrontan recortes en la actividad sin que se les reduzcan impuestos, y subraya que el suyo no es un negocio turístico, «no por pescar solo cuatro meses ingresamos el doble», sino simplemente dejan de ingresar si no salen a faenar.

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Mercant añade que las barcas de arrastre «están mal vistas» por la UE, pero «no tienen en cuenta toda la parte social y económica». Como ejemplo apunta que hay especies que se capturan con estas barcas, como la gamba roja, que forman parte de una tradición culinaria, «es pescado de calidad y nuestro», defiende.

Estos días en Bruselas se negocia no solo sobre las posibilidades de pesca en el Mediterráneo, en días de actividad y su reducción, sino que también un acuerdo político sobre los Totales Admisibles de Captura (TAC) y cuotas de especies para el próximo año, donde se plantean recortes en especies como el lenguado, la merluza sur, la cigala del Cantábrico o el abadejo en el Atlántico.