Aunque la mayoría de fincas crían pocos ejemplares, en algunas granjas llegan a los 70.

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Los menús para las próximas fiestas navideñas podrán incluir gall d’indi, pero no podrá ser de origen menorquín en ningún caso, sino forzosamente traído de fuera. Alrededor de 400 pavos criados y engordados en Menorca han quedado sin opciones de comercialización. La única línea para el sacrificio de aves de la Isla, en Ciutadella, donde años atrás sí se mataban estos animales, no está acondicionada para grandes aves y tampoco existe alternativa en ningún otro matadero balear.

Los productores de pavos se muestran indignados, por la pérdida de ingresos que supondrá el no poder sacrificar y vender un producto que, en el mercado, puede alcanzar los 80 euros por cabeza. Se trata, denuncian, de una inversión que lastrará su actividad, en un momento en que los costes se han disparado, con los piensos a 74 céntimos el kilo.

En realidad, esta situación no es nueva. En el matadero de Maó no hay línea avícola y en el de Ciutadella, las instalaciones no están acondicionadas para especies de superior tamaño que los pollos.

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Reivindicación

En Menorca apenas hay unos pocos productores que se dedican al pavo y algunos de ellos son los que mantienen la raza autóctona menorquina. Aún así, salvo algunas granjas que gestionan entre 60 y 70 ejemplares, el resto son pequeños productores que crían para consumo propio en sus llocs.

El colectivo expresa su malestar por una situación que se repite año tras año y denuncian que las instituciones locales les dan la espalda. Echan de menos una voluntad real por adecuar las instalaciones, en Ciutadella o en Maó, aunque sea para sacrificar, «por tradición», unos días al año.

Por otro lado, recuerdan que hace algunos años, la Conselleria de Sanidad expedía autorizaciones puntuales para que, antes de Navidades y utilizando la caldera de la línea porcina, se pudieran sacrificar los pavos. Sin embargo, tras la ruptura y sustitución de este elemento por uno nuevo, acompañado por controles más estrictos, acabó por sentenciar la cría de pavos y los productores se ven abocados a dejar morir el negocio.