El temporadal entre el 21 y el 23 de noviembre provocó el cierre más largo del año en el dique de Son Blanc con un total de 57 horas inoperativo | Josep Bagur Gomila

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El puerto exterior de Ciutadella ha vivido el año más placentero desde 2014 en cuanto al cierre obligado al tráfico marítimo de barcos se refiere. Solo en diez ocasiones el práctico de la primera infraestructura de la ciudad ha decidido su clausura de acuerdo con los datos servidos por las tres estaciones meteorológicas en la baliza del puerto, el faro y la terminal.

Esas diez jornadas en las que los buques que conectan con Mallorca y Barcelona no han podido entrar en el dique de Son Blanc son la mitad de las que se dieron los dos últimos años y hasta 14 veces por debajo del peor ejercicio, en 2019. Ese año el puerto de Ciutadella tuvo que cerrar un total de 24 jornadas.

En este 2022 los diez días de cierre se sustancian en un total de 165 horas y 50 minutos. El más prolongado se dio entre los días 21 y 23 del pasado noviembre cuando el temporal obligó a mantenerlo fuera de servicio durante un total de 57 horas, con la excepción del «Abel Matutes», de Baleària al que se permitió el atraque a las 7.50 de la mañana del día 23. Los buques rápidos suspendieron las rotaciones   debido al oleaje remanente.

La menor interrupción del tráfico marítimo ha permitido ganar tiempo a las empresas de transporte y sostener la fluidez en todas las conexiones diarias al evitar desplazamientos prolongados al abrigo del puerto de Maó, que es la alternativa cuando los buques no pueden atracar en Son Blanc.

Probablemente el cambio climático del que tanto se habla está detrás de la mejora de las condiciones meteorológicas de 2022, el buen tiempo en dos palabras, predominante a lo largo del año que finaliza. Miguel Ángel Puya, práctico del puerto de Ciutadella, recuerda, por ejemplo que «a finales de agosto no hemos tenido los temporales que siempre ocurren por esas fechas», y en varias ocasiones la fuerza del viento ha coincidido en horarios en los que no hay barcos surcando la ruta.

El cierre del puerto viene determinado por la altura de las olas y la fuerza y dirección del viento, preferentemente. «Disponemos de los mismos medios que en los últimos años», explica la gerente de Ports Illes Balears, Cristina Barahona, «cuando los datos marcan el límite permitido, se decide el cierre, y este año solo ha sido necesario en esas diez jornadas».

Miguel Ángel Puya precisa que los datos de las tres estaciones que miden el oleaje, visibilidad, intensidad del viento y dirección, junto a los mareógrafos de los muelles que precisan la agitación del mar, ofrecen la alerta del puerto exterior, «es como un semáforo y cuando llega al rojo hay que cerrar aunque esos límites dependen del tamaño del buque -de hasta 100, 130 o 190 metros- y del criterio que tomemos en función de todos los condicionantes».

Normalmente la clausura de Son Blanc se decide con vientos mantenidos de 15 nudos para buques de 130 metros que hagan el reviro en el exterior para iniciar la maniobra de atraque y es cuando puede resultar peligroso. Para los de eslora inferior está entre 20 y 25 nudos, en ambos casos con vientos de poniente de componente oeste.

Tres días en el puerto de Maó

En el puerto natural de Maó el cierre al tráfico marítimo ha tenido que aplicarse en tres jornadas por el mal tiempo. Fueron los días 1 de febrero, 10 de junio y 28 de noviembre.