Uno de los edificios del recinto amurallado del Llatzeret cuya historia es explicada a los participantes en un congreso de emprendedores. | M.M.

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El Consell cobrará desde la próxima primavera por el uso de las instalaciones del Llatzeret, tal como estaba anunciado. La aprobación de las tasas debía acordarse en el pleno de mañana lunes pero deberán esperar al siguiente.

El presupuesto de 2023 del Consell contempla una previsión de 20.000 euros de ingresos a cargo de las tasas por el uso del Llatzeret. La propia institución reconoce que es un cálculo a la baja y que estaría orientado por la actividad desarrollada en los últimos años y, sobre todo, por experiencias de estas características en el entorno balear.

De las visitas abiertas al público se esperan 15.000 euros en ingresos, según se observa en los presupuestos, una cantidad significativa en comparación con la recaudación estimada en tasas. En conjunto se espera que el Llatzeret genere el próximo año unos 35.000 euros, según consta en las cuentas públicas.

Sobre las tasas, a la espera de que sean expuestas a información pública, no se adelantan cantidades, aunque como idea general se ha barajado el cobro unos mil euros diarios por el uso del salón del edificio principal. El precio incluiría el traslado en barca desde Calesfonts a los participantes.

También se cobrará por viajes extra de la barca al margen del programa establecido para grupos, algo menos de cien euros por trayecto, y se establecerán bonificaciones y exenciones en función de que las iniciativas tengan o no fines lucrativos. No es lo mismo un taller de yoga en el que los participantes pagan por inscripción que los organizadores de un congreso científico en el que además colabora la administración.

La recaudación superará con creces la previsión, a poco que se mantenga el ritmo de actividad vivido en los últimos años, particularmente la de 2022.

Es un pequeño paso para rentabilizar estas instalaciones cuya demanda de uso ha crecido exponencialmente en los últimos años. Sin embargo, la asignatura pendiente sigue siendo el régimen de explotación del alojamiento y la restauración que muy probablemente se realizará mediante una concesión.

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Parece que es la salida más lógica, pero el equipo de gobierno deja la decisión para la próxima corporación. Ahora se trabaja en el pliego de condiciones con la idea de dejarlo aprobado antes de que acabe el mandato, aunque nada garantiza un acuerdo fácil. Entre los objetivos que el documento presupuestario recoge figura precisamente «finalizar la redacción de los pliegos que permitan la colaboración público-privada al Llatzeret», un propósito que, no obstante, ha aparecido también sin realización en años precedentes.

El problema radica en la fuerte inversión que implica poner a punto la infraestructura para la llamada ‘hospedería’ en el plan de usos. El gobierno insular no ha despejado aún el dilema entre realizar la inversión con fondos propios y alquilar después la gestión o incluir esa inversión en una concesión a largo plazo para asegurar al adjudicatario la amortización de la misma.       

La infraestructura de alojamiento, utilizada en su día por los huéspedes del Ministerio de Sanidad, está muy anticuada. Son unas 80 habitaciones que requieren puesta al día mediante reformas, ampliación y dotación de servicios acordes con las exigencias y requisitos de hoy.

El atractivo del Llatzeret para este uso es notorio, durante los últimos años algunos inversores se han interesado por esas instalaciones y las posibilidades que desprenden, según reconoce Isaac Olives, director insular de Proyectos Sostenibles y responsable del recinto. «El Llatzeret tiene ahora buena propaganda», afirma.

Presupuesto

El próximo año dispondrá de    un presupuesto de 1.384.718 euros, un 6,6 por ciento más que el de 2022. De esa cantidad, 457.000 euros corresponden al personal asignado, nueve personas, entre ellas tres patrones de barca, una administradora y varios empleados encargados del mantenimiento y los variados trabajos necesarios    para arreglos puntuales.

Para el año que viene hay      obras de restauración importantes. El desglose presupuestario prevé 180.000 euros para edificios y otras construcciones, «vamos priorizando en función de las necesidades y de acuerdo con el plan director, generalmente son obras menores, que deben ser autorizadas por Patrimonio, ya que el recinto es un Bien de Interés Cultural, está restringido el uso de según qué materiales, hemos renovado con led toda la iluminación, tuberías, llevamos a cabo arreglos en el pavimento imprescindibles por razones de seguridad», relata Olives.

Entre los retos pendientes    figura una nueva depuradora, que está a expensas de la aprobación del PTI por razón de su emplazamiento, dado que la actual empieza a resultar insuficiente. Entretanto, como instalación puente se ha habilitado un filtro verde.

Incidentes cero

A pesar de la intensa actividad de este año apenas se han registrado incidentes y la satisfacción de los participantes en los eventos es general, «sobre todo entre los menorquines, que han sido más que los foráneos. Seguridad no ha tenido que intervenir ni una sola vez», destaca Olives.