Hasta noviembre se han matriculado en la Isla 1.489 vehículos, casi un 40 por ciento menos que hace cinco años. | Gemma Andreu

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Los concesionarios de la Isla van a cerrar, con contadas excepciones, un año aciago. Otro más para olvidar. La venta de vehículos no remonta ni tiene perspectivas de hacerlo en el nuevo año. A los problemas del lado de la oferta, con escasez de vehículos, larguísimos plazos de entrega y precios disparados, se le suma la retracción de la demanda, espantada por lo anterior y atenazada por el difícil contexto económico marcado por el aumento del coste de la vida.    Es el amargo cóctel que    mantiene al sector en cifras notablemente inferiores a las que se registraban antes de la parálisis del bienio pandémico, que ya no daban ni mucho menos para tirar cohetes.   

«Es la tormenta perfecta» define gráficamente Lorenzo Mascaró, gerente de Menorca Automoción, (Renault y Dacia), una idea compartida por otros concesionarios consultados que explican la atonía del mercado por una multiplicación de factores. Uno de ellos es la crisis de componentes y la reducción de la fabricación, que hacen que la espera para entregar un coche se llegue a alargar hasta un año y que los precios estén por las nubes.

«El coste de los coches ha subido una barbaridad», asegura Estanislao Capó, gerente de Autos Magon (Toyota), quien matiza que los problemas de disponibilidad de los vehículos son evidentes, aunque con variaciones importantes en función de las marcas. La suya es la excepción que confirma la regla. Con un mercado centrado en los vehículos híbridos ha cerrado un año récord. Pero la tónica general es muy diferente. Y lo que más preocupa es que las perspectivas no son halagüeñas. «El año que viene no va a ser bueno tampoco, no se ve perspectiva de mejora hasta el año 2024. «El euríbor va a subir y la gente cada vez teme más meterse en financiaciones», advierten desde el departamento de ventas de IAB Ford en Maó.

La alternativa a la compra de un vehículo nuevo, el mercado de ocasión, se ha saturado. Los vehículos con pocos kilómetros desaparecen con mucha rapidez. La crisis de fabricación hace que se haya reducido mucho la rotación de flota en las empresas de alquiler de coches. De esas renovaciones se nutre en gran parte la venta reglada de vehículos de ocasión, aunque quizá haya que empezar a dejar de llamarlos así visto los altos precios.

«Se ha vendido todo». «Es un mercado cada vez más reducido». «No es nada fácil encontrar coches con pocos kilómetros». Son los comentarios que hacen a este diario desde unos concesionarios que están viviendo la volatilidad de los precios. Uno de ellos ofrece un ejemplo:    el precio de un coche de segunda mano puede subir 1.500 euros de un mes a otro.

Matriculación

Las cifras de matriculación, si bien no están estrictamente ligadas a las ventas, sí ofrecen un claro reflejo de la situación. En los once primeros meses de 2022 se han matriculado en la jefatura de la Dirección General de Tráfico (DGT) en Menorca 1.489 vehículos. Aunque la cifra supone un repunte respecto a los anómalos 2020 y 2021, muestran como no se han recuperado los números prepandemia. Van a cerrar el año un 24,9 por ciento por debajo que en 2019, casi medio millar de vehículos menos en un año con una gran temporada turística. Si la comparación se hace con el mismo periodo de 2017, el descenso en el registro de vehículos es del 37,2 por ciento.

El apunte

Una amenaza para el lento despegue de los vehículos eléctricos

El año 2022 ha dejado cifras nunca vistas de matriculación de vehículos eléctricos en la Isla, pero su ritmo de entrada en el parque insular es todavía muy tímido y queda empequeñecido por otro mercado, el de la compraventa de vehículos viejos entre particulares, que está al alza como consecuencia de la escasez y los elevadísimos precios tanto de los coches nuevos, como de los de bajo kilometraje. El contexto inflacionario hace que las economías familiares se lo piensen muy mucho antes de acometer un gasto tan elevado y los coches eléctricos siguen siendo inaccesibles para muchos bolsillos.

En los once primeros meses de 2022 el número de coches eléctricos matriculados ha ascendido a 74. Hace un año fueron 29 y en el año previo a la pandemia solamente 14. La evolución es obviamente favorable, pero en términos relativos este año los eléctricos solo han representado el 4,9 por ciento del total de vehículos registrados. Y la estadística no cuenta los cientos de operaciones de traspaso de vehículos con más de 15 años que se cierran y que no se ven frenadas en la Isla por las restricciones de movilidad que sufren en grandes ciudades.

«Nos hablan de la transición al coche eléctrico, pero luego la gente se ve empujada a comprar coches viejos o a alargar la vida de los suyos», subraya Lorenzo Mascaró, de Menorca Automoción, quien apunta a otro freno, más allá del precio, las dudas que todavía genera la movilidad eléctrica por la escasa y muchas veces poco fiable red de puntos públicos de recarga. A la espera de ese despliegue masivo del coche eléctrico que no llega, muestra mucho más ímpetu la venta de vehículos híbridos. El gerente de Autos Magon, concesionario de Toyota, una marca que concentra buena parte de la oferta de estos modelos, ha cerrado un año récord. Algo se mueve.