Los escaparates en las principales calles comerciales ya lucen letreros llamativos con los porcentajes de descuento para atraer a la clientela. | Gemma Andreu

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«Las rebajas ya no existen, se han extinguido», sentencia la propietaria de una tienda de calzado del centro de Maó. «La presión condiciona mucho, al final se hace lo que marcan las grandes cadenas». Y eso implica que muchos pequeños comercios tienen que avanzar los descuentos —el 2 de enero ya comenzaron—, y no esperar al pistoletazo de salida que tradicionalmente llegaba después de Reyes.

Otros siguen la agenda de siempre, con las rebajas a partir del 7 de enero y en verano, aunque la afluencia turística también afecta a este último periodo: antes las ofertas comenzaban a finales de julio y, ahora, muchos comercios no las hacen o bien las adaptan a las necesidades y a la afluencia de clientes, locales y foráneos.

La liberalización de las rebajas cumple una década, se aprobó en 2012 y, en ese tiempo, las franquicias se han instalado en los centros de Maó y Ciutadella y las grandes cadenas imponen un ritmo de promociones que presiona al comercio local. El consumidor se ha acostumbrado a los constantes descuentos, los periodos de rebajas se han difuminado en el tiempo y la consecuencia es que ya no existe ese efecto de ‘encontrar la ganga’ que existía antaño. Además, se han importado nuevas citas de consumo en el calendario, como el Black Friday o el Cyber Monday, que también conllevan ofertas.

«Las franquicias, todo el año están de rebajas y promociones, ya me da igual, que hagan lo que quieran», contesta sincero Manu Bagur, gerente de Coll Centre de Moda, en Ciutadella. Aunque confiesa que sí siente la presión de las grandes empresas en momentos como el Black Friday, «yo no lo haría y, sin embargo, lo hago», señala.

A pesar de que las rebajas se difuminan en el calendario, el fin de la campaña navideña en Reyes abre la puerta a la cita, con los descuentos en una mayoría de comercios locales, que esperarán hasta el 7 de enero, o incluso el 9, porque el sábado después de la fiesta muchos estarán ocupados con cambios y devoluciones.

Las franquicias de grandes cadenas, por su parte, hace días que lucen letreros con los descuentos y también on line han dado inicio ya las oportunidades en el textil, el calzado y la moda en general.

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«Sobre todo los jóvenes están tan acostumbrados a comprar por internet y a devolver algo si no les vale, sin pensar en los efectos que eso tiene en su entorno», declara María José Soriano, presidenta de la asociación Mô Comercial.

Animar el negocio

Entre la competencia de internet y la de las grandes cadenas de la moda, los comerciantes locales tienen claro que su subsistencia la tienen que buscar, no solo con descuentos agresivos.

«Las grandes cadenas han desvirtuado los periodos de descuentos, pero en mi tienda sigo las fechas ‘a la antigua’, con los tiempos de rebajas de siempre», comenta Elisa Mus, de la tienda Elisa en Maó. «Llevo siete años en el negocio, no puedo comparar antes y después de la liberalización, lo que puedo decir es que    el concepto es diferente, nosotros hacemos una compra reducida en base a unas predicciones cada temporada, y luego hay que liquidar, las grandes cadenas tienen más volumen y una rotación mayor», señala. «No ofrecemos lo mismo, tenemos nuestro hueco, pero hay que diferenciarse en calidad, confianza y un trato cercano, al final estableces un vínculo con el cliente y eso tiene un valor», subraya.

Los que se lanzan a adelantar las rebajas afirman que eso anima mucho las ventas y da una oportunidad a sus clientes, de hacer los regalos que desean.

«Hace cuatro o cinco años que empezamos a adelantar las rebajas al 2 de enero, hacemos un 40 por ciento y eso hace que funcionen mejor las ventas y también es una oportunidad para celebrar los Reyes y regalar calidad y moda», señala la propietaria de Can Dineru, en Alaior. «Sabemos que el pequeño comercio funciona de otra manera, hay que dar buen trato al público y hacer pueblo».

El gerente de Coll Centre de Moda corrobora que bajar precios unos días antes de la fiesta    anima el negocio. «Esta semana hacemos un 20 por ciento de descuento y después de Reyes haremos un 30», apunta, «en verano cuanto más tarde empiecen, mejor, a finales de julio solemos bajar un 15 por ciento». Manu Bagur añade que, pese a la fuerte competencia en su establecimiento, han vivido un buen verano «y este invierno es el mejor de mucho años, se nota que la temporada fue bien, a principios de noviembre había turistas y ahora la gente de aquí gasta más», asegura.

Cambio de hábitos

En la última década, los consumidores han cambiado, pero no solo por internet. «En estos diez años, los consumidores se han acostumbrado a que haya promociones en muchos más momentos, el periodo de rebajas se difumina», considera Macià Coll, de Ciutadella Antiga. Este comerciante cree que la liberalización «fue una mala noticia para el pequeño comercio local, el Gobierno pregonaba que iba a beneficiar al consumidor, pero a quien beneficiaba era a las grandes empresas que dominan el sistema productivo y marcan las reglas». Entre las franquicias e internet «hubo un momento en que todo en el sector comercial tuvo que ajustarse muchísimo», y añade que el próximo reto es el cambio climático. «¿Hará un frío normal, o no, el año que viene? Los comercios tendrán que producir de acuerdo con lo que se va a consumir». De momento, la previsión es que, hoy, las cabalgatas se celebren después de un día soleado y muchos esperarán a las ofertas para renovar sus prendas de abrigo.