Dos recién casado salen de la iglesia de Ferreries bajo una lluvia de arroz. | Josep Bagur Gomila

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Menorca registró 382 bodas durante el pasado 2021, entre matrimonios religiosos y civiles, y en un 84 por ciento de esas ceremonias los contrayentes que iban a fijar su residencia en la Isla, vivían en la misma población antes de unirse, mientras que solo en un 6 por ciento de los casos su municipio de residencia anterior a la boda era diferente, pero dentro de la misma isla. En un total de 321 enlaces los cónyuges vivían en el mismo municipio y en 23 lo hacían en otra localidad de Menorca.

La tendencia en los matrimonios, según los datos que publica el Institut Balear d’Estadística (Ibestat), es que se celebren entre isleños que ya comparten origen o lugar de residencia. Como dato curioso destaca que en solo tres de los matrimonios o uniones de 2021 los miembros de la pareja vivían con anterioridad en municipios de otra isla balear. También fueron tres los matrimonios en los que uno de los cónyuges vivía en un municipio balear y el otro en el extranjero, es decir, la proporción de enlaces con gente que vive en Mallorca, Eivissa o Formentera es la misma que la de contrayentes con uno de sus miembros con residencia anterior fuera de España.

Es más usual que un menorquín o una menorquina acaben unidos en nupcias con alguien que residía en otra comunidad autónoma (14 enlaces en 2021) o incluso que ambos hayan residido antes en otra región española y contraigan matrimonio aquí para fijar su residencia (18 enlaces).

14 bodas entre personas del mismo sexo

Del total de 382 bodas, 368 fueron entre personas de distinto sexo y 14 entre personas del mismo sexo. El matrimonio homosexual está legalizado en España desde julio de 2005 y ese año empezo también a diferenciarse en las estadísticas del Ibestat. De las catorce uniones entre cónyuges del mismo sexo siete fueron entre hombres y otras siete entre mujeres.

En los enlaces de distinto sexo, el 30 por ciento (111) se registraron entre personas nacidas en Balears, y el 4,9 por ciento (18) entre contrayentes nacidos en otra comunidad autónoma pero que eligieron la Isla para casarse. Además, en 28 enlaces los dos miembros de la pareja fueron extranjeros. Esto implica que en 46 enlaces, 12,5 por ciento, no había ningún contrayente nacido en las Islas.

Aunque las cifras de enlaces entre mujeres y hombres nacidos en Balears con personas de otras comunidades españolas es similar, roza los cuarenta, en las uniones en las que hay un cónyuge extranjero destacan los hombres que se vinculan a una mujer extranjera: 33 bodas frente a 20 en las que es una mujer de la Isla quien se casa con un hombre extranjero. Las baleares que se unen a hombres de fuera de las Islas lo hicieron más con españoles de otras regiones que con extranjeros.

De 30 años en adelante

En los matrimonios de distinto sexo la mayoría de los contrayentes hombres está en la franja de edad de 30 a 34 años (82 en número absolutos), de 35 a 39 años (63 cónyuges) y de 40 a 44 años (59). De un total de 368 solo hay 35 veinteañeros (de 20 a 29 años) lo que representa un 9,5 por ciento del total. A medida que aumenta la edad desciende la nupcialidad, pero aún así 40 hombres se casaron entre los 45 y 49 años, y 89 lo hicieron de los 50 años en adelante.

En las mujeres también prima el matrimonio pasada la treintena en la mayoría de los casos, 92 esposas tienen de 30 a 34 años y 58 de 35 a 39 años. Sin embargo hay más mujeres que se casan en la veintena, casi el doble que hombres, 65 en total: diez contrayentes que tenían de 20 a 24 años y 55 de 25 a 29 años. Incluso la estadística recoge dos enlaces con adolescentes de edades comprendidas entre los 15 y los 19 años. La estadística refleja cómo cada vez más las mujeres se casan en la madurez, son 95 cónyuges de entre 40 y 49 años, y otras 44 contrayentes que tenían de 50 a 59 años.

Ciutadella fue el municipio menorquín con una nupcialidad más elevada, 125 enlaces entre personas de distinto sexo, frente a los 104 de Maó.

El apunte

Solo un 15 % de las ceremonias fueron religiosas

Continúa el descenso progresivo de los matrimonios religiosos en la Isla, que en 2021 fueron 57 y representaron cerca de un 15 por ciento del total. A lo largo de quince años la cifra de enlaces por la iglesia ha retrocedido, de los 101 celebrados en 2007 a los 57 actuales. El año que se notó un mayor bache, como en el conjunto de las bodas de todo tipo, fue 2020, cuando 31 contrayentes pasaron por el altar frente a los 245 que eligieron unirse por la vía civil con distintos escenarios, bien sea el Ayuntamiento de su localidad, al aire libre con un paisaje idílico o en fincas privadas.

La pandemia paralizó todo tipo de celebraciones y las bodas fueron uno de esos sectores que notaron los efectos de las restricciones que limitaban las reuniones familiares y los encuentros. Muchos retrasaron ese momento para 2021, cuando se vivió un nuevo boom de ceremonias. A pesar de todo, del coronavirus y el confinamiento, en 2020 se registraron en Menorca 276 enlaces, lo que representó una bajada del 29 por ciento respecto a 2019, año pre-covid. Las ganas de unirse y celebrar se recuperaron con creces el año pasado, con un aumento del 38,4 por ciento en las bodas.

La estadística refleja con claridad dos momentos de esta serie histórica en los que las crisis económicas -la última derivada de la situación sanitaria-, han hecho decaer las uniones en Menorca. Son los años 2010 y 2011, tras la recesión que comenzó en 2008 y se prolongó en 2009, causando un serio daño a empresas y economías domésticas, lo que obligó a muchos a posponer sus proyectos de formalizar su proyecto de pareja y familia. La última fue en 2020 con la pandemia de covid-19.

Los meses por excelencia para celebrar un enlace en Menorca son junio, septiembre y octubre, cuando el buen tiempo aún acompaña pero el calor no es tan agobiante; los que optan por el verano lo celebran preferentemente en julio.