Los reyes y las autoridades, tras fotografiarse con los voluntarios de la Illa del Rei. | David Arquimbau Sintes

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Visita oficial e institucional para conocer dos enclaves de Menorca de los que habían oído hablar en tantas ocasiones, como es la Illa del Rei; conocían sobre el papel, y -en el caso de la Farmacia Llabrés, han participado e intervenido en la toma de decisiones relevantes.

Don Felipe y doña Letizia aguardaban la invitación del Consell para asistir a la reinauguración del emblemático establecimiento de la senyora Nina Llabrés, s’apotecària, que en 1985 cerró sus puertas en Ses Voltes de Ciutadella. Porque forma parte de los bienes de la Fundación Hesperia, el patrimonio que en 2009 legó a la Casa Real aquel inversor soltero, hombre un tanto excéntrico, Juan Ignacio Balada Llabrés, del que nada sabían.

También querían recorrer el grandioso hospital naval militar construido durante la primera etapa de gobierno británico de Menorca. Compromiso contraído con el general Luis Alejandre, menorquín de referencia y de confianza para la Familia Real.

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La reina Letizia fue quien planteó las preguntas más difíciles en la visita a la Illa del Rei, tanto a la farmacéutica Gràcia Seguí Puntas como al oftalmólogo Pedro J. Bosch. Y cuando Antonio Casasnovas enseñó al jefe del Estado la maqueta del castillo de San Felipe, comentó Felipe VI que «si Luis [Alejandre] se empeña, seguro que impulsará su reconstrucción». Recorrido milimetrado, con orden y sin ninguna contraorden para evitar algún posible desorden. Al despedirse, el rey felicitó al ex jefe del Estado Mayor del Ejército: «Gracias, Luis, por tu lealtad, y por este excelente trabajo; porque este edificio estaba en ruinas y lo habéis salvado».

En Ciutadella, tras cruzar por primera vez la puerta para entrar en la Farmacia Llabrés, tanto el rey como la reina descubrieron la riqueza de su estilo modernista y el laborioso trabajo de limpieza y recuperación. Entonces supieron que si Juan Ignacio Balada no les hubiera nombrado herederos aquella antigua farmacia habría sucumbido bajo el olvido, el polvo y el abandono.

El rey firma un autógrafo en Ses Voltes de Ciutadella.

Dos frases contundentes, que resumen la valoración de Felipe VI y su esposa, que hoy sigue ejerciendo de periodista: «Ha valido la pena» y «misión cumplida». Después, en el Teatre des Born, la frase con la que el rey guiñó un ojo a los menorquines que escuchaban su intervención: «Hem xalat molt». Un discurso con el compromiso de la continuidad de la Fundación Hesperia en sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. En la cantina de Hauser & Wirth el inquieto alcalde de Alaior, José Luis Benejam, explicó e invitó al rey a visitar el centro de arte contemporáneo LÔAC. Aceptó don Felipe. Pero quedó sin respuesta adónde fueron a almorzar.