Los escombros en su entorno delatan la actividad de transformación del edificio que se está llevando a cabo | Gemma Andreu

TW
30

Los trabajos de demolición del interior del inmueble del Verge del Toro han detectado fallos estructurales en el forjado y los pilares, que requieren una nueva cimentación. La constructora ya ha solicitado un modificado del proyecto de consolidación, que encarecerá la obra en torno a un 10 por ciento del presupuesto. Se calcula que, dada la envergadura de la obra suplementaria, el coste oscilará entre uno y dos millones de euros.

La modificación del proyecto cuenta ya con el visto bueno de la direccion facultativa de las obras, que corresponden al Servicio de Salud, promotor formal del proyecto. Fuentes de este organismo aseguran que ya se trabaja en esa modificación, aunque el viernes, según las fuentes consultadas, se desconocía aún esa autorización entre los profesionales vinculados al proyecto.

Ha sorprendido que el problema haya sido detectado ahora y no en la primera fase de las obras. En esos primeros trabajos ya se había abordado teóricamente la consolidación estructural, el arreglo de la cubierta y la limpieza de la fachada. Se invirtieron entonces 2,4 millones.

Sin embargo, las continuas reformas que había sufrido el hospital y las construcciones adicionales realizadas a lo largo de más 50 años de vida de los que fue el  hospital general de Menorca impidieron un análisis más profundo de su estado estructural. Las deficiencias han aparecido ahora al llevarse a cabo la demolición interior.

No está en ruinas

Ni el arquitecto ni el resto de técnicos vinculados a la obra quieren comentar la razón del descubrimiento tardío de un problema que encarece el proyecto y probablemente lo retrase. Otras fuentes consultadas insinúan responsabilidades políticas apuntando que se ha alterado el orden técnico normal de la ejecución de una obra, que debe abordar en primer lugar el análisis profundo de la estructura antes de acometer arreglos parciales como los que se llevaron a cabo en la primera fase.

A pesar de los males advertidos tardíamente, el edificio no está en ruinas. Así se deriva de las pruebas llevadas a cabo del forjado y los pilares, que han determinado que no cumplen los estándares de seguridad y ello  ha llevado a una ralentización de los trabajos hasta que el promotor autorizara un proyecto adicional de consolidación o, como este organismo del Govern admite, la modificación del proyecto original para incluir el requerido refuerzo estructural.

La constructora ha optado por la prudencia y ha seguido con las obras hasta conocer el visto bueno de la administración. Salud explicó este sábado que los modificados de proyecto «son muy habituales en obras de rehabilitación de edificios de este tipo».

Recuerda que se trata de un inmueble construido en 1951 que ha estado en desuso desde 2007. El deterioro se  ha agravado en estos catorce años en los que ha permanecido deshabitado y nada de lo detallado es extraño, salvo lo referido a los cimientos. El edificio cuenta con casi 7.000 metros cuadrados y ocho plantas incluido el sótano.

Junio de 2024

Respecto al posible retraso como consecuencia del nuevo proyecto de consolidación, fuentes del Servicio de Salud señalan que una vez redactado el mismo se sabrá si sufre alteración el cronograma para el desarrollo del proyecto que, en todo caso, estima que no sería sustancial.  El plazo para la ejecución del mismo es de dos años, lo que supone la fecha de junio de 2024 para su acabado, según el contrato de la obra.

Explican que los trabajos están avanzando al ritmo programado «y las actuaciones de refuerzo del cimentado se pueden  hacer a la vez que se trabaja en otras zonas del edificio». La inversión final superará los 15 millones.

Doce millones de los fondos europeos financian la rehabilitación

El 21 de junio fue «un día de alegría», en palabras de Francina Armengol tras la colocación de la primera piedra de esta segunda fase de la rehabilitación del edificio. Las obras fueron adjudicadas a Acciona por 11,99 millones de euros procedentes de los fondos europeos, que están sujetos a un mayor rigor en el cumplimiento de plazos y condiciones de la inversión en la finalidad prevista.

El apunte

Un equipamiento de 84 camas e infraestructura hospitalaria básica

La transformación interior del inmueble dejará una superficie útil de cinco mil metros cuadrados reconvertidos en un centro asistencial. Las cuatro plantas superiores albergarán 60 habitaciones entres dobles e individuales con capacidad para 84 camas en lo que será el área de hospitalización, principal uso de la nueva infraestructura sociosanitaria.

De acuerdo con el proyecto que se ejecuta, el inmueble estará dotado también de espacio para pruebas radiológicas (convencionales y ecografías clínicas), farmacia y laboratorio. Dispondrá de áreas destinadas a la gestión de los pacientes, un área social con comedor, vestuario para los sanitarios y los correspondientes servicios de logística (cocina, almacén, lavandería) para el funcionamiento normal del centro.