El vecindario, así como el colectivo de empresarios, comerciantes y vendedores ambulantes, asistió a la reunión en el Ateneu | Gemma Andreu

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Dudas e incertidumbre. Es lo que más predominó el jueves pasado en el Ateneu de Maó entre el público que asistió al encuentro con los arquitectos del proyecto Pentagrama, el ganador del concurso de ideas convocado por el Ayuntamiento para definir el futuro de la Esplanada. El equipo formado por Joan J. Gomila, Josep Parcerisa, Marta Bayona, Albert Valero, Álvaro Clua, Javi Morera y Mikel Berra propone convertir este céntrico enclave de la ciudad en una plaza peatonal y unitaria, con una importante presencia de vegetación y espacios abiertos para usos múltiples. Si bien esta propuesta debe ser la base para proyectar la nueva Esplanada de Maó, el Consistorio está abierto a escuchar a los grupos de población más afectados para concretarla. De ahí la celebración de la reunión en el Ateneu el pasado jueves, a la que asistió el vecindario y el colectivo de empresarios, comerciantes y vendedores ambulantes de la zona.

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Circulación de vehículos

«No queremos que se convierta en una isla dentro de una isla», avisó uno de los vecinos. El hecho de prescindir de los viales de circulación de vehículos no convence a algunos de los que viven en las inmediaciones de la Esplanada, en su mayoría gente mayor, que piden facilitar el acceso para residentes y servicios públicos de transporte. Eliminar el paso de vehículos tampoco atrae a los vendedores ambulantes de la zona, entre 80 y 100 personas que cada martes y sábado montan sus puestos en el espacio público más central de la ciudad de Maó y que, tal y como expusieron en el encuentro, requieren de un punto «accesible» para la carga y descarga de su mercancía. Los mismos mostraron su preocupación ante el desconocimiento de la superficie de la que dispondrán para montar sus puestos.

En relación con el tránsito vehicular, también surgieron dudas en torno a la disponibilidad de plazas para aparcar. El actual parking, según el proyecto Pentagrama, se mantendrá intacto, con las 418 plazas de las que dispone, aunque con modificaciones en los pasos para acceder y salir del lugar. Se añadiría, en cualquier caso, un eventual aparcamiento bajo el patio del cuartel militar, con cabida para unas 110 plazas. «No serán bastantes para cubrir la demanda que hay, sobre todo, en verano», advirtieron profesionales del sector.

Los arquitectos proponen una plaza peatonal y unitaria, con presencia de vegetación

Priorizar la comodidad vecinal

Aunque el colectivo de empresarios y comerciantes también expresó su incertidumbre respecto a la organización de la nueva Esplanada por miedo a que la distribución del espacio les perjudique, quien hizo más observaciones del proyecto fue el vecindario. «Habitacionalmente, la zona se muere, no se puede vivir», advirtió uno de los residentes, que arremetió contra la idea de priorizar el turismo y el comercio sobre el bienestar vecinal. Los arquitectos que han ideado Pentagrama contemplan espacios multifuncionales para, entre otras cosas, disponer de puntos de recreo y deportivos y de lugares en los que celebrar ferias y conciertos. «Antes de formalizar nada, hay que tener en cuenta que vive gente para evitar posibles molestias», pidió uno de los vecinos, que añadió que esos puntos para desarrollar actividades se situaran «alejados de las fachadas» para no perjudicar a los residentes.

El cuartel, la gran incógnita

«El proyecto es pretencioso», murmuró algún que otro asistente, «pero algo hay que hacer, la Esplanada está fatal». Pentagrama se marca como objetivo conseguir un espacio más homogéneo que comprenda el área que se extiende desde el cuartel militar hasta el Ateneu para pasar de tener 10.000 metros cuadrados a 30.000. A pesar de que el miércoles pasado el Ayuntamiento invitó al Ministerio de Defensa para exponerles la propuesta y no acudió nadie, confían en que acaben cediendo el inmueble.

El evento se celebró sin la presencia del alcalde ni concejales porque había Pleno

El Ayuntamiento de Maó ha sido la administración encargada de organizar cuatro encuentros con agentes sociales, económicos e institucionales, además de con la ciudadanía en general, para exponer el proyecto Pentagrama y conocer sugerencias sobre cómo podría ser la nueva Esplanada, con el objetivo de redactar, finalmente, el proyecto ejecutivo de la reforma. Si bien en el primero de los encuentros sí asistieron representantes del Consistorio, en el que se celebró el jueves pasado, quizá el más importante porque estaban invitados los grupos más afectados, no acudieron ni el alcalde ni los concejales porque había Pleno, un hecho que fue comentado con cierto retintín por el equipo de arquitectos.

El apunte

Preocupación por las inundaciones en plantas bajas y el parking actual

Una de las objeciones que presentaron los asistentes al proyecto fue la incorporación de tierra batida al área principal de la Esplanada, que estaría rodeada de un pavimento más firme para pasear y colocar las terrazas de los bares y restaurantes. «Con las lluvias que caen, acabará siendo un cúmulo de barro», comentó uno de los vecinos.

En relación con esto, otro explicó la preocupación por las inundaciones que se producen actualmente en las plantas bajas y pidió que se tuviera en cuenta esta problemática para resolverla con la nueva Esplanada. «El parking actual se inunda hasta cinco o seis veces al año», reconocieron desde la empresa que gestiona el espacio.