Alejandro en su trabajo. No siente que en Menorca haya discriminación para las personas transgénero pero sí reivindica la necesidad de formación específica para quienes se dedican en los organismos oficiales    a los trámites de cambio de nombre y sexo en los documentos | Gemma Andreu

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¿Avanza la sociedad más lentamente que la Ley o la legislación se queda corta? ¿Cómo lo viven dos personas de Menorca que han pasado por los trámites que ahora facilitará la Ley?

Alejandro tiene 34 años, es de Maó, vive en Es Castell y trabaja en la hostelería. Al saber que ahora se podría cambiar el nombre y el sexo en el DNI solo con su propia determinación y los 16 años cumplidos, lo empezaría a hacer con esa edad. Apunta que hace falta acompañar la Ley con formación para quienes trabajan en juzgados y comisarías y traten estos trámites con el público. A él solo le dejaron cambiar el nombre ya que para el sexo debía demostrar la operación de cambio completa «y me llamaron hasta tonto por querer cambiarme el nombre». Y añade «eso te pasa con 18 y le hunde la vida a alguien».

M. Pau vive en Es Mercadal y se dedica a la asesoría de empresas éticas, tiene 68 años y es de origen catalán. Cree que la Ley ha aprobado un 70% de lo que se pedía, pero mejor esto que nada y que sobre todo falta educación. Aplaude que la Ley incluya en el currículo de todas las etapas educativas materias de diversidad sexual, familiar y de género y formación del profesorado. «Ya era hora porque aún hace falta    que la sociedad avance en este sentido». Dice haber pasado ya muchas etapas y fue incluso    representante de los transexuales en una ONG de Andalucía.

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Cuando Alejandro iba al colegio «decir que eras gay o lesbiana era una movida, entonces ni te planteas que tienes que cambiar de género». Ahora dice tener más problemas con gente de su edad que con los más jóvenes porque ya lo tienen asumido.

M. Pau se ha encontrado que le han dicho el nombre femenino y luego le hablan en masculino «porque no daba la talla de la apariencia». Falta aún trabajo por hacer y a la vez «te hace crecer mucho en paciencia» dice.   

Respecto a las etiquetas utilizadas como lesbiana (L), gay (G),    transgénero y transexual (T) o bisexual (BI), M. Pau dice haber llegado ya a identificarse como ser humano, comprendiendo profundamente al hombre y a la mujer e incluso ha utilizado otra etiqueta, la palabra Queer (Q) -sinónimo de raro en un inglés poco utilizado ya-, que da mucha libertad pero «al final te das cuenta que aún falta madurez en la sociedad para respetar las diferencias».

La Ley Trans contempla entre otras cosas, que los menores entre 12 y 14 años puedan cambiar el sexo en el registro con autorización judicial y los menores de 12 puedan cambiar su nombre    en el DNI acompañados por sus tutores, pero no su sexo en el registro. La modificación del sexo legal será en dos fases de más de 3 meses. Por otro lado, se prohiben las terapias de conversión destinadas a modificar la orientación o la identidad sexual o la expresión de género. Se creará un    régimen de infracciones por discriminación a personas LGTBIQ+ (todas las etiquetas comentadas y más) con sanciones de hasta 150.000 euros y las personas con capacidad de gestar tendrán garantizado el acceso a la reproducción asistida ya sean mujeres, personas trans o bisexuales.

El apunte

Cambiar nombre y sexo del    DNI con 16 años y sin pruebas

Una de las novedades de la «Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI»,        una vez se publique en el BOE y entre en vigor, es la autodeterminación de género para mayores de 16 años.Quiere decir, poder cambiar el nombre en el DNI y también la F (femenino) o M (masculino) en el apartado del sexo solo con tener los dieciséis y querer cambiarlo, sin necesidad de presentar -como hasta ahora- informes médicos o psicológicos que acrediten disforia de género. «Sufrir disforia de género es la incomodidad, ansiedad o angustia que sienten las personas cuya identidad de género no se corresponde con la del sexo asignado al nacer», apuntan.

Alejandro dice que es muy importante cambiar los documentos porque «si no lo has cambiado, luego te ven físicamente y no corresponde. He tenido bastantes problemas al pagar con tarjeta y cosas así y luego el seguro de coche, de moto... tienes que cambiarlo todo tú». Por su parte, M. Pau también cree que es un paso muy importante porque «al menos te sientes respetado o respetada por el entorno. Tener el nombre que quieres te da la sensación de ser una parte integrada en una sociedad que aparentemente se esfuerza».

Tampoco se requerirá estar en un proceso de hormonación, ni    aportar otras pruebas ni testigos, solo la voluntad de la persona: la autodeterminación.