Hileras de coches aparcados en el acceso a una playa. La presión se traslada cada verano a la costa. | Josep Bagur Gomila

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«Una cosa es la potencialidad de la ley y otra cosa es que se pueda aplicar la restricción a la entrada de coches este verano». Con estas palabras la consellera de Movilidad, Montse Morlà, dio ayer un baño de realidad a quienes aspiraban a cerrar la isla a los vehículos esta misma temporada, una promesa que precisamente enarboló su partido, Més per Menorca, cuando se aprobó la Ley de Menorca Reserva de Biosfera. Ahora ya se descarta esta medida a corto plazo porque es demasiado compleja y «para hacerlo bien no podemos hacerlo con prisas, Menorca quiere ese cambio de paradigma en movilidad, se lo merece, pero la Administración tiene una responsabilidad, se requieren datos concretos y exhaustivos», declaró.

Esos datos deben obtenerse con un estudio técnico que permita, en primer lugar, saber con exactitud el número de vehículos que hay en la Isla durante la temporada alta, y en segundo, el techo máximo de vehículos a motor que pueden circular en un periodo de tiempo definido. De ambas cifras se extraerá la proporción de vehículos que excede de lo recomendable y, a partir de ahí, «se hará una reducción gradual, de un determinado porcentaje cada temporada, y después de cada verano se volverá a estudiar el impacto de esa regulación, para ver si se han logrado los objetivos, si el tráfico es más fluido», explica Morlà, tal y como se ha hecho en Formentera, donde también se ha ido ampliando el periodo de tiempo en el que se implantan las restricciones cada verano. La isla pitiusa es el referente, allí la regulación comenzó en 2019, la pandemia alteró los planes pero en 2022 se retomó.

El mensaje de Més per Menorca, el pasado 18 enero, celebrando la opción de limitar los coches este mismo verano.

El departamento de Movilidad del Consell aún no ha contratado la elaboración del estudio de carga, pero sí «hemos tanteado empresas especializadas y mantenido contactos» para ponerlo en marcha. Morlà recordó que siempre se habla de limitar «coches, no personas» y que en paralelo deben acometerse otras acciones, entre ellas, reforzar el transporte público, implementar sistemas de alquiler de bicicletas, promover el coche compartido y aumentar las licencias temporales de taxi, algo que en Menorca requiere negociar con los ocho ayuntamientos, a diferencia de Formentera, donde el Consell tiene la competencia. «Son dos realidades diferentes», señala Morlà, «allí hay un puerto, aquí tenemos dos y que dependen de distintas administraciones, nuestra realidad es más compleja». También requerirá una dotación económica y recursos humanos suficientes para el control de esas restricciones de acceso, recuerda la consellera

Casi 100.000 coches por los puertos

En 2022 casi 100.000 vehículos de pasaje (sin contar camiones de mercancías ni coches destinados a su venta o al alquiler ) desembarcaron en los puertos de Maó y Ciutadella. Eran coches tanto de residentes como de turistas y la cifra fue la más elevada alcanzada en la Isla, muy por encima de los 85.000 automóviles de 2021.

Por su parte, la presidenta del Consell, Susana Mora, quien ya advirtió en febrero que veía complicado limitar la entrada de coches este mismo año, se ratificó ayer en que «lo lógico es pensar que la medida será implantada en 2024 porque este año no llegamos y hay que hacer las cosas con rigor».

El apunte

Més anunció que sería posible pero el PSOE ya rebajó las expectativas

Han pasado casi dos meses desde que el Parlament aprobó la Ley de Menorca Reserva de Biosfera (BOIB de 18 de febrero) que permite la limitación de la afluencia de vehículos de motor a la Isla con un acuerdo del pleno del Consell. Ya antes de su aprobación por la Cámara, Més se atribuyó el éxito de que la entrada de coches pudiera limitarse esta temporada, algo que el tiempo demuestra inviable.

A las puertas de la Semana Santa, con unas previsiones de lleno este verano y visitantes y coches que ya han empezado a llegar a la Isla, se cumple la previsión, más realista, que ya hizo la presidenta socialista Susana Mora, quien ya el mismo día histórico de la aprobación de la ley enfriaba la posibilidad de aplicar esta restricción y avisaba de que no aceleraría el proceso «para tener una medida a cualquier precio».