La licitación incluye que las empresas deberán informar si ven a alguien no autorizado usando la rampa | Josep Bagur Gomila

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Ciutadella ha decidido poner orden en la franja de la urbanización de Serpentona junto al río que la separa de Cala Galdana y conecta con el mar, después de haber obtenido recientemente de la Demarcación de Costas la concesión para gestionar el uso de la rampa que le había solicitado. El plazo de las licencias anteriores finalizaron el pasado año por lo que ahora la tutela de la ribera pasa directamente al Ayuntamiento.

La reordenación de la zona se basa en dos intervenciones principales que son regular la explotación temporal de servicios desmontables, principalmente las de alquiler de barcas sin licencia, durante este año y el próximo, y devolver la rampa y sus accesos al uso público. Hasta ahora esa única rampa quedaba al servicio indiscriminado de este tipo de empresas y la de alquiler de kayaks.

La medida más determinante para reordenar el caos de Serpentona ha sido la de licitar solo dos lotes para las de lanchas sin patrón, con un máximo de cinco cada una, además de otro lote más para 10 kayaks. Otros dos lotes también para alquiler de barcas sin patrón se licitan en Cala en Forcat donde no existe la misma problemática.

De esta forma, la presión sobre el río, la rampa y los accesos de la urbanización vecina de Cala Galdana se verá reducida a una tercera parte. En los últimos años ha habido tres empresas con un límite de 7 barcas de alquiler, aunque una de ellas, sancionada reiteradamente por Costas al no satisfacer el canon, llegaba a poner en el mar hasta el doble de las que tenía concedidas. «Pasaremos de las 25 o 30 que había a solo 10», admite un empresario de la zona.

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La rampa, solo una hora al día

Esa reducción permitirá que la rampa recupere el uso público debido a la menor presión sobre ella. Las dos empresas de alquiler solo podrán usarla entre las 7 y las 8 de la mañana, cuando deberán poner sus lanchas en el agua.

Las cinco embarcaciones de cada una de las dos firmas que ganen la licitación quedarán amarradas en el embarcadero autorizado y será en esa zona donde sus trabajadores, debidamente identificados, harán los trámites de entrega y recepción de la barca alquilada. Tampoco podrán contar con las casetas sobre la acera donde atendían a sus clientes, lo que molesta a los empresarios «porque nos impiden dar un servicio adecuado y la imagen también será pésima», señala uno de ellos. Los remolques no podrán quedar aparcados en la calzada ni en las aceras. Tanto las dos empresas de lanchas de alquiler sin patrón como la de kayaks deberán disponer de un local o almacén adecuado con licencia de actividad para tal fin y para limpiarlas o hacer el repostaje.

El celo del Ayuntamiento incluye en las condiciones específicas de la licitación por dos años que las adjudicatarias deberán avisar al Consistorio, la Policía Local y a Costas si observan que alguna empresa no autorizada utiliza la rampa. Esta situación es la que temen que pueda producirse con alguna empresa que no gane la licitación pero siga operando con la licencia de actividades y busque cualquier resquicio para poder poner sus embarcaciones en el mar.

La Policía Local de Ciutadella espera que haya más agilidad con la Demarcación de Costas y Capitanía Marítima para hacer cumplir las posibles sanciones.

El apunte

«La prioridad es que la rampa esté disponible para la gente»

Las empresas de alquiler de embarcaciones que hasta ahora venían ejerciendo su actividad profesional en Serpentona van a ver reducido, aparentemente, su volumen de negocio porque solo dos de ellas podrán continuar haciéndolo y además con menos lanchas de alquiler de las que ofertaban hasta ahora.

«Hace mucho tiempo que estaban avisadas porque sabían que la autorización de Costas acababa en 2022 y el Ayuntamiento iba a pedir la gestión de la rampa», explica la responsable de Disciplina Urbanística, Maria Jesús Bagur.

La limitación del número de empresas y de lanchas en Serpentona puede afectar a otros puntos habituales de la costa ciutadellenca, como el puerto o Cala en Bosc, donde operan estas empresas. «Puede suceder, cada uno debe buscar su negocio, pero en la zona que gestionamos nosotros hemos puesto estas bases para reducir el conflicto que se creaba en los últimos años», añade la concejal.

El Ayuntamiento ha dictado unas bases de licitación que suponen restricciones, fundamentalmente, para recuperar espacios que puedan ser utilizados por la gente. «La prioridad es que la rampa este disponible para la población en general, no como hasta ahora, es decir, que se mantenga abierta para todos durante la jornada».

Pese a esta normativa, el Ayuntamiento, igual que el Consell, mantiene el acuerdo aprobado por el pleno, para que anule la excepcionalidad que hasta ahora contempla la ley por la que las embarcaciones de recreo de un máximo de 5 metros de eslora y 11,26 kilovatios de potencia pueden ser arrendadas por personas que no tengan ninguna licencia de navegación.

La Dirección General de la Marina Mercante trasladó a final de año al Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana esta petición para impedir estos alquileres por el peligro que supone su navegación. «Nosotros somos coherentes, mantenemos el acuerdo pero mientras el Ministerio no se pronuncie y se prohiban estos alquileres regulamos cómo deben comportarse las empresas», señala la edil de Ciutadella