El humo de la destilería molesta a las casas del acantilado | Gemma Andreu

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El conflicto de intereses en el puerto de Maó entre un grupo de vecinos de la calle Isabel II y la destilería Gin Xoriguer, a propósito del humo que desprende la fábrica, va camino de acabar en los tribunales.

La empresa de la afamada marca de bebida menorquina cumple con los parámetros que marca la normativa vigente, lo que no evita que el humo que sale de su chimenea cause molestias al vecindario. Tanto es así que un grupo de 20 afectados con sus domicilios comprendidos entre la iglesia de Sant Francesc y el Gobierno Militar, que dan al puerto, se han movilizado en la búsqueda de una solución que, por ahora, no han obtenido y están dispuestos a presentar una demanda judicial si la empresa no aplica alguna solución.

«Cumplen las normas pero molestan, lo saben y tienen que dejar de molestar, es una barbaridad», explica Joachim Scholz, veterano residente en la zona, quien elevó su primera protesta hace unos 15 años, dirigida al Ayuntamiento aunque quedó en nada.

Imagen del humo que sale de la fábrica

Hace dos años otro vecino del lugar contactó con la empresa trasladando su preocupación por las molestias físicas que le causa el humo, además de la suciedad por el hollín y el mal olor. Pidió que no destilaran cuando sopla la tramontana o que pusieran filtros que redujeran el impacto en las casas del acantilado, especialmente en primavera y verano.

Dado que la situación no sufrió cambios y la empresa no respondió, los vecinos decidieron contratar a dos abogados y pusieron una denuncia ante el Seprona. La Guardia Civil realizó la inspección pertinente y concluyó que la destilería Xoriguer trabaja cumpliendo los parámetros que marca la ley en lo que a un posible delito medioambiental se refiere.

En abril, los vecinos remitieron un burofax a los mismos destinatarios y tampoco han tenido respuesta por el momento. En el Ayuntamiento se remiten al dictamen del Seprona, aunque explican que el expediente abierto al respecto aún no se ha cerrado, mientras que en la empresa declinan hacer valoraciones, rechazan dirimir la discrepancia de forma pública pero recuerdan que cumplen toda la normativa y trabajan para causar las menores molestias posibles.