La «Vicenta Primera» es una de las tres embarcaciones de arrastre que tienen base en el puerto de Ciutadella. Allí, su tripulación descargaba este jueves las capturas de la jornada. | Katerina Pu

TW
8

Los pescadores menorquines y las organizaciones ecologistas urgen a regular y a controlar de forma efectiva la pesca, tanto en aguas interiores como exteriores de Menorca. Su denuncia es clara, «no puede ser que aquí tengamos límites de días y cumplamos los periodos de veda para hacer una pesca sostenible, y que vengan barcas de fuera y arrasen nuestras pesqueras».

La frase es de Carlos Salord, de la asociación Per la Mar Viva, pero la entonan desde las cofradías de Menorca y otras organizaciones proteccionistas, como SOS Posidònia o la Fundació Marilles. Y viene a raíz, no solo por los «cuatro pesqueros» de Mallorca que suelen faenar frente a la costa menorquina a los que días atrás se refirieron desde el Govern, sino a los incesantes casos de embarcaciones, españolas pero también extranjeras, que habitualmente se desplazan para su actividad extractiva. Entre los últimos casos, el palangrero «Enrique el Gato», con puerto base en Carboneras (Almería) que ayer tomó rumbo hacia L’Ametlla de Mar, después de pescar una semana frente a Menorca. O la flota de nueve atuneros de Italia y Malta, que bordearon la ‘frontera’ entre las aguas interiores y exteriores durante una semana, como denunció en junio SOS Posidònia.

Mucha norma, poco control

El sentir es generalizado. Hay muchas normas, a menudo incluso contradictorias, pero poco control efectivo. «Hacen falta agentes de medio ambiente en el mar, dotados con medios materiales, que puedan controlar fondeos sobre posidonia, que las redes de los barcos de pesca cumplan las normas, incluso las velocidades». Pero es que ni siquiera «el Seprona tiene barca, faltan medios» para controlar las aguas interiores, señala Guillem Mercadal, de SOS Posidònia.

«Entiendo a los pescadores de Menorca», que hacen una pesca tradicional «y ven como vienen otras barcas a esquilmar y llevarse bancos de sirviola (pez limón) enteros, llenos de reproductores, y nos empobrecen el fondo marino», lamenta Carlos Salord.

Noticias relacionadas

La falta de vigilancia la apunta también Aniol Esteban, director de la Fundació Marilles, quien, por otro lado, apunta a las cuotas que asigna el Ministerio de Pesca, por ejemplo para el atún rojo. «Si de las 6.000 o 7.000 toneladas que corresponden a España, solo 50 o 100 son para barcas de Balears, es injusto» y crea esas discrepancias con barcos de otros lugares. «Hay que hacer otra distribución», con más motivo si, encima, «aquí se hace una pesca más tradicional», mucho menos dañina.

Con todo, Esteban considera que «es evidente que hay que hacer un decreto que no permita que vengan barcos a vaciar las reservas de sirvioles», pero a la vez «dudo de que el Consell tenga competencias» para regular aguas exteriores. Igualmente, «es bueno que el Consell lo reclame al Ministerio».

En estos momentos, hasta el 30 de septiembre el Gobierno central tiene en exposición pública el anteproyecto de ley de control, inspección y régimen sancionador de la pesca marítima, oportunidad, para Guillem Mercadal, para presentar propuestas que mejoren la regulación. Por otro lado, está el decreto que debe elaborar el Consell sobre las aguas interiores, algo que el presidente de la Cofradía de Ciutadella, Xavier Marquès, confía que «tenga más en cuenta nuestros intereses si se hace desde Menorca, que no, si lo hacen desde Palma».

Desde la Cofradía de Maó, su secretario, Biel Morro, se refirió a las dudas que hay con la normativa actual, «no está claro si las barcas de Mallorca pueden venir o no». Esto genera «nerviosismo» cuando «vienen barcas de palangre cuando aquí estamos pescando langosta, y cuando acaba la temporada y las de aquí se van de palangre, está todo arrasado».

El apunte

El decreto del Consell velará por el bien del sector en la Isla

La consellera insular de Economía, responsable en materia de pesca, Maria Antònia Taltavull, no quiso aventurarse al señalar cómo será el decreto que el Consell debe redactar para regular la actividad pesquera en aguas interiores. De entrada, es consciente de que la normativa actual presenta algunas contradicciones, con relación a zonas y distancias permitidas para la pesca, pero «habrá que hablarlo con el sector». Eso sí, «habrá que hacer ajustes con Mallorca», para hacer compatible la actividad en ambas islas sin perjudicarse unos a otros, pero teniendo en cuenta que «la idea del decreto es proteger a nuestros pescadores».