El centro de baja exigencia se ubicará en la esquina de las calles Borja Moll y Roca y Vinent, en la ciudad de Maó. | Katerina Pu

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El pleno del Consell de octubre de 2018, aprobó la creación de un centro de baja exigencia de ámbito insular, en el marco de un plan para aumentar las herramientas para lograr la inclusión social de las personas sin hogar. Seis años después, el centro todavía no está operativo, pero el proyecto sigue dando pasos adelante, aunque con la lentitud que caracteriza a las administraciones.

La puesta en marcha del nuevo centro supondrá la activación de una unidad móvil de emergencia social (UMES), un dispositivo que trabajará en coordinación con el nuevo equipamiento y con el programa Housing First, y que tendrá la responsabilidad de detectar situaciones de sinhogarismo y ofrecer atención a las necesidades básicas y de emergencia de las personas que se encuentren en la calle. Por este motivo, el nuevo centro contará hasta con un espacio para el vehículo con el que trabajará esta unidad.

Capacidad para 15 personas

El centro se ubicará en la esquina de las calles Borja Moll y Roca y Vinent, en Maó, en un local que el Consell compró al Institut Balear de l’Habitatge (Ibavi), y en el cual todavía no han empezado los trabajos de adecuación. En este sentido, desde el Consell explican que el mes pasado se tramitó la solicitud de la licencia de obra al Ayuntamiento, por lo que ahora se está a la espera del permiso municipal.

El nuevo equipamiento se ubicará en un espacio de 200 metros cuadrados, diseñado para ofrecer espacios adecuados para la vida diaria y el desarrollo de rutinas. Tendrá una zona de pernoctación con capacidad para un total de quince usuarios, configurada para adaptarse a las necesidades de cada persona y ofrecer espacios diferenciados para quienes requieran una mayor privacidad.

Las plazas del centro se organizarán para acoger simultáneamente a hombres y mujeres mayores de 18 años, con especial atención a la seguridad e intimidad de las mujeres, un colectivo especialmente vulnerable dentro de la población en situación de sinhogarismo.

Entre los espacios con los que contará el centro habrá una sala polivalente preparada para actividades de reunión, lectura, convivencia y ocio, así como un área de atención individualizada con espacios para reuniones, asesoramiento personal y servicios de acogida inicial. También se prevé acondicionar una zona de higiene personal, equipada con duchas y aseos.

Asimismo, el proyecto prevé poner a disposición de los usuarios una consigna personal con taquillas para su documentación y pertenencias de valor, así como un guardarropa con mudas de repuesto.
Además, para cubrir las necesidades de alimentación, el espacio dispondrá de una oficina con los utensilios básicos, pensada para preparar y calentar tentempiés sencillos destinados a los usuarios, como caldos, cafés, infusiones y galletas. Finalmente, el área de trabajo del personal incluirá un despacho y una zona de descanso.

De igual modo, el proyecto de adecuación del espacio incluye mejoras tanto en la fachada como en el patio interior.

Licitación del servicio

El centro de baja exigencia se plantea como un servicio de acogida temporal en régimen residencial, dirigido a personas en situación de exclusión social o de emergencia social que viven en la calle o en infraviviendas, mediante un modelo de atención adaptado e inclusivo.

El servicio se prevé que sea licitado, por lo que el adjudicatario deberá destinar el personal técnico necesario para su prestación. Se contempla que el equipo esté formado por psicólogos, trabajadores y educadores sociales y monitores. La intención del Consell es que los profesionales que integren el equipo multidisciplinar trabajen simultáneamente en el centro de baja exigencia, la unidad móvil de emergencia social y el programa Housing First, de tal manera que el personal se organice en función de las necesidades y situación específica de cada recurso.